TIRO AL AIRE

El carnet por puntos del feminismo

Llevamos un mes de terror por el aumento de mujeres asesinadas y en vez de analizar causas han salido a decir que se llame más por teléfono

A Àngels Barceló la ministra Belarra le ha quitado un par de puntos del carnet de feminista por preguntarle si va a consultar lo de Yolanda Díaz con Pablo Iglesias, quien no oculta que sigue opinando mucho en el partido. Belarra multó a Barceló con ... reproche público en riguroso directo. En diferido, Iglesias le mandó mensaje tuitero para que haga un curso de reeducación feminista y a la vez periodística por preguntar lo que no se debe.

No sé si a Belarra y a Irene Montero también les pasa, pero de las cosas que más rabia me dan del patriarcado es que salga un tío a defenderme cuando la cosa es de palabra. Si llegamos a las manos –y esto me va a costar un puñado de puntos– prefiero fuerza testosterónica. Pero si es de hablar, igualdad de armas.

El «eso no se le dice a una mujer» es el nuevo «eso no se toca» de los niños, por seguir con el paternalismo que Iglesias también le han endiñado a Barceló. En este país no se puede decir que Montero es la pareja de Pablo Iglesias, como si no decirlo hiciera que no fuera cierto. Como si no preguntarle a Belarra si pide permiso a Pablo Iglesias supusiera que no va a pedírselo, cuando la cuestión es si Iglesias va a dárselo. Como si no hablar de las grietas del 'sí es sí' hiciera desaparecer los errores de la Ley.

Sancionada Barceló ya no queda en España ninguna feminista con su carnet por puntos impoluto al otro lado de la línea que marca Iglesias. A mí después de lo dicho aquí y en otras ocasiones me imagino que tampoco me queda ninguno. Así que igual podemos empezar a hablar a calzón quitado.

Esta estrategia de luz del gas del lenguaje para que no se hable de lo que Podemos no quiere, lo que incluye todo lo que no funciona en Igualdad, es resultona sólo a ratos. Este diciembre les va regular. Llevamos un mes de terror por el aumento de mujeres asesinadas en España. En vez de analizar causas y escuchar más a las feministas clásicas, a las que llevan demasiado tiempo ignorando, han salido del Ministerio de Igualdad a decir que se llame más por teléfono. Sus estrategias son cada vez más rompedoras. Luchan contra la violencia de género igual que contra los estereotipos: con eslóganes, tuits y la distorsión del lenguaje. Pero sin pisar la calle. Así terminan acusando a los jueces de machistas. A las periodistas de machistas. Cualquier día se acusan entre ellos. Lo que igual no saben en Podemos, tanto monta monta tanto Belarra, Montero que Iglesias, es que el carnet de feminismo es un carnet sentido. No lo expide ninguna Dirección General aunque ellos jueguen a ser policías. Al final, cuando la cosa se pone seria y el mismo Gobierno reconoce su frustración, tiene que salir Marlaska a hablar de la de verdad. Pónganme el carnet en negativo: hombre al rescate. No se podrá decir, pero, aquí y ahora, es lo único que da algo de confianza. Menos lamento y más ejecución.

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