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EL RETRANQUEO

Hablar de uno en pasado

Cuando Sánchez dice que «dejamos un futuro mejor para los jóvenes» le traiciona el subconsciente del adiós

El centrista improvisado (13/6/23)

La cerveza caliente del sanchismo (7/6/23)

Manuel Marín

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Atrás quedaron las mesas de Iván Redondo repletas de mapas provinciales, 'excels' con infinidad de datos cruzados, votos rebañados por zonas y el cálculo fidedigno de escaños. Atrás quedaron los golpes de efecto, las piruetas demagógicas, los penaltis a lo Panenka, la magia de los ... saltos al vacío, las sorpresas de chistera de prestidigitador. Pedro Sánchez no es el mismo, o no lo parece. El Sánchez que se presentó ante Alsina era un Sánchez circunspecto, a la defensiva, incapaz de defender con un mínimo de brío y coherencia una sola de sus decisiones. Cada palabra sonaba a lata hueca, y ni siquiera apareció su célebre cintura de 'killer' improvisador. Cuando tus estrategas te piden que combatas la pregunta previsible –por qué nos ha mentido tanto– poniendo cara de extrañeza despistada, y como preguntándose «¿es a mí?», y finalmente rescatas una respuesta tipo de las que antes servían y ya no –Carmen Calvo sabe de eso–, entonces estás perdido. Ido. Lo que antes parecía convincente con su simple sonrisa, hoy en Sánchez es todo duda, flaqueza. Sánchez alega que no miente; sólo cambia de «posición política». Bien. Dedicar otra línea al argumento es desperdiciar papel. Relleno de artículo. Y no.

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