café con neurosis
La extorsión insoportable
La deuda contraída por la Generalitat de Cataluña supera los 84.000 millones de euros, que, claro, asumirá generosamente el Gobierno
Regeneración y enviciamiento
Mal negocio
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Iniciar sesiónHasta ahora nos aliviábamos con la sátira, la ironía o la crítica destemplada, ante ese espectáculo de cesiones, en las que la entrega de hoy ya sabíamos que sería inferior a la de mañana. Pero hemos llegado a una situación tan inaudita, que no sé ... si espanta más la desmedida ambición del extorsionador o la escandalosa y complaciente transigencia del extorsionado.
Este fin de semana, cuando escuché a Salvador Illa –sin mostrar apariencias de haberse escapado de un frenopático– exigir que, como Cataluña aportaba mucho, debía recibir mucho también, naturalmente con la implícita correlación de que los territorios que aportaran poco deberían recibir muy poco, casi llegue a la estupefacción, y espero que Barcelona reivindique que como aporta a Cataluña más que Gerona, Gerona reciba muy poco, y Barcelona muchísimo. Y, dentro de Barcelona, siguiendo el descubrimiento de Salvador Illa, me imagino que los distritos de Tres Torres, Sant Gervasi, Pedralbes y Sarriá, donde viven y pagan más impuestos los más ricos, habrá que devolverles lo que aportan, mientras que en Ciutat Meridiana, El Besós i el Maresme, Trinitad Vella y Vallbona, donde viven los más pobres y los que menos pagan, habrá que pensarse si es justo que se gaste dinero en asfaltar las calles o arreglar la distribución de agua, si se estropea.
Esto lo dice una persona que dice que es socialista. Pero otra socialista, nada menos que la ministra de Hacienda, muestra su repugnancia a denominar condonación la deuda de 15.000 millones de euros para premiar la decadente y mala administración de los que gobiernan la autonomía catalana, y dice que no tiene importancia, que eso lo asume el Gobierno, como si el dinero que maneja el Gobierno no procediera del dinero de los contribuyentes. Me imagino que Ana Duato –a la que Hacienda le pide 32 años de cárcel por un presunto delito fiscal que no llega a los dos millones de euros– le parecerá una burla cruel y escarnecedora. Si en lugar de hacer su trabajo con brillantez, hubiese estado derrochando dinero como alto cargo de la Generalitat, no se vería en este lío. Pero es que la deuda contraída por la Generalitat supera los 84.000 millones de euros, que, claro, asumirá generosamente el Gobierno.
Les deseo suerte a los socialistas que tienen la desgracia de residir en autonomías españolas no muy boyantes económicamente, porque tendrán que explicarles a sus paisanos la «doctrina Salvador Illa» y la «generosidad María Jesús Montero». A no ser que esta extorsión insoportable rompa alguna costura, y se evidencie un desgarro sobre esta situación tan injusta como peligrosa, tan discriminatoria como inconcebible, tan descabellada como inimaginable. Pero si la sociedad acepta este vasallaje de aromas feudales, envuelto en razonamientos que mezclan lo absurdo con el cinismo, será que los españoles nos lo tenemos merecido.
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