Doña Míriam Nogueras, por favor...

El motivo de llamar su atención es porque, últimamente, señala a profesionales del periodismo, y los nombra, como futuros candidatos de tiempos más felices con persecución y mordaza, lo que no cabe duda contribuye a su prestigio. Y ése es, precisamente, el motivo de reclamar su interés, con una petición que usted entenderá enseguida, debido a su gran inteligencia, que no ha tenido que estropearse pasando por la Universidad.

Mire, usted, doña Míriam, tengo ya cierta edad, y no me gustaría abandonar la profesión sin un galardón con el que sueño, y que, debo confesarle con sinceridad, anhelo. Mis colegas han tenido el detalle de concederme, siempre con excesiva generosidad, algunos premios, y los gradezco, pero mi ambición personal no es otra que ser nombrado por usted en algunas de sus célebres diatribas contra los profesionales que aparecen en los medios y soportan la presencia de la bandera española, sin sufrir gastroentiritis, o, más insólito todavía, no son comprensivos con el secesionismo catalán. En los méritos a considerar por usted, no es menor que jamás escribo el nombre de su jefe, y siempre me refiero a él como el cobarde Prófugo. Creo que, con eso, bastaría para poder formar parte de ese selecto grupo de periodistas insultados por su señoría.

Me consta, además, que usted es flexible, y que en la empresa de hilos de coser de la que es propietaria o copropietaria, todas las informaciones, etiquetas y explicaciones a los clientes vienen siempre en castellano, y hasta en la página web de la empresa, no hay una palabra en catalán. Eso me da muchas esperanzas. Asimismo, su rechazo al Estado español no es tan absoluto como pudiera parecer, y los 117.000 euros anuales, que le pagan por subir a la tribuna a decir que España es un Estado opresor, los admite en plazos mensuales, sin que jamás haya ordenado al banco que rechacen el ingreso.

Si usted es tan generosa y complaciente que acepta mi petición, puestos a probar su generosidad me haría mucha ilusión que me llamara fascista. Reproduciría la grabación en mi móvil, y pasaría unas navidades felices dándoles la paliza a vecinos, conocidos, amigos y familiares. Presumir de que usted me llame fascista sería el logro de un sueño. Sea altruista, doña Míriam. Por favor…