café con neurosis
«La desigualdad está servida»
Illa se ha convertido en hermano de leche egoísta de Sánchez, porque los dos se mantienen en el poder gracias a la extorsión del separatismo catalán
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Iniciar sesiónNunca me ha gustado insultar o denigrar, a los políticos. Pero tampoco puedo actuar de inquisidor de mi propia imaginación, gracias a la cual, en buena parte, he logrado ganarme la vida. Por eso, sin ánimo de ofender, debo confesar que casi siempre que aparece ... la imagen de Salvador Illa Roca, en un periódico o en la pantalla del televisor, lo asocio con una pulcra y obediente doncella, con uniforme blanco y delantal negro, cofia alba, muy bien colocada, preguntando con servilismo profesional a un dirigente del secesionismo catalán: «¿Qué desea el señor?». Pido excusas al servicio doméstico que cumple con dignidad su trabajo, y les anticipo que esta imagen no tiene ánimo de menospreciar su importante trabajo, pero llama la atención que una persona, calificada como «muy honorable presidente de la Generalitat de Cataluña, Excelentísimo señor, don Salvador Illa» parezca un camarero de cafetería, poniéndose a las órdenes de un recadero de ERC o de Junts.
El muy honorable Salvador Illa, antes de convertirse en uno más de los embusteros del Reino de España, ingresó en el partido de los socialistas catalanes, en cuanto cumplió la mayoría de edad. A los veintiún años ya era concejal de su pueblo, y así, fue escalando puestos hasta que llegó a ministro de Sanidad, durante la pandemia, donde presumió, con frecuencia y la complicidad de sus portavoces, de un comité de expertos, que jamás existió. Cuando morían, cada día, cientos de personas –¡cada día!– salía el portavoz autorizado por el 'muy honorable Embustero', Salvador Illa, y hablaba de las decisiones y recomendaciones del comité de expertos que jamás existió. Nunca hubo un comité de expertos, que tendría que haberse formado por normativa legal y racional. Este inmenso embustero, se tiene que arrodillar, cada día, ante el botones que le envía Junqueras o Puigdemont. Bueno, exagero. Quizás no, todos los días, y sólo sea una vez a la semana.
Este embustero se ha convertido en hermano de leche egoísta de Pedro I, 'El Mentiroso', porque los dos fraternos se mantienen en el poder gracias a la extorsión del separatismo catalán. Y dicen para justificarse que se ha normalizado la vida en Cataluña. Sí, está claro. Los catalanes que se sienten españoles son acosados o apartados de cualquier promoción si son funcionarios. Es más apreciado un cirujano torpón –que los hay– que hable catalán que una eminencia, que se exprese en castellano. Seis de los diez municipios con más alta criminalidad que hay en España, pertenecen a Cataluña. Y de las más de 9.000 empresas, que huyeron tras el golpe de Estado, sólo ha regresado un 7 por ciento. La normalidad es tanta, con Illa, que hace un año, en su toma de posesión, organizaron los dos hermanos de leche un esperpento, permitiendo la entrada salida del cobarde Prófugo, y haciendo pasar a los Mossos como una panda de incompetentes gilipollas. Todo normal, mientras la doncella repite: «La desigualdad está servida».
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