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LA TERCERA

Disentir a tiempo del socialismo

El socialismo vuelve una y otra vez sobre sus objetivos, busca un rearme ideológico en los márgenes que el éxito del Estado liberal le ha dejado y en las oportunidades que le ofrece cada cataclismo, conflicto o cambio de ciclo económico

La tercera de ABC

CARBAJO&ROJO

Juan J. Gutiérrez Alonso

En 1977, el entonces secretario general del PCE, Santiago Carrillo, manifestó en TVE que «socialismo y comunismo son lo mismo, sin que exista ninguna diferencia». Puntualizó que hay algunas entre los movimientos socialdemócratas clásicos que funcionan en otros países europeos. Luego leí a alguien –no ... recuerdo a quién– que la diferencia entre socialismo y comunismo era de tiempo. Las experiencias y reflexiones de conocidos críticos y disidentes del socialismo, en sus diferentes versiones e intensidades, que Ayn Rand clasificó en la matriz del colectivismo, son desde luego útiles en el análisis. La lista es extensa, unos reaccionaron a tiempo, otros en cambio, no. Algunos de los más conocidos son Solzhenitsyn en la URSS, Reinaldo Arenas en Cuba o el húngaro de origen británico Arthur Koestler, de quien no se comprende que nadie haya hecho una película española por su presencia durante nuestra Guerra Civil, sobre todo en estos tiempos de memoria democrática e histórica. En Alemania hay que recordar a uno de los máximos exponentes de las corrientes críticas, el escritor Rudolf Rocker, que publicó en 1925 un demoledor, y muy poco conocido ensayo, que tituló 'La influencia de las ideas absolutistas en el socialismo'. Lo hizo en una época en la que diversas formas de autoritarismo y totalitarismo estaban floreciendo y consolidándose en Europa, con los resultados por todos conocidos. Es un texto breve de un socialista, pero libertario, antiautoritario y antiestatal. Analiza de forma casi quirúrgica la tendencia histórica del socialismo hacia el autoritarismo, denunciando la pulsión marxista, bolchevique o del lassallianismo en las diferentes organizaciones socialistas que fueron apareciendo en el continente. En su obra reflexiona, teoriza y evidencia cómo gran parte del socialismo moderno, en todas sus gamas y mutaciones, bajo unas siglas u otras, heredó de modo casi inconsciente lo peor del absolutismo monárquico, del jacobinismo y también del cesarismo napoleónico. Su análisis y conclusiones, creo, no pueden ser hoy día más actuales.

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