Escurriendo el bulto

Imagino que habrá habido sorpresa entre sus críticos al no haberle visto salir apocalíptico contra Pedro Sánchez, sino pausado en las formas y tendiendo la mano a su rival. Aunque era también una manopla de acero, ya que la ofrecía a todos los partidos de la Cámara Baja, Partido Nacionalista Vasco incluido, y los independentistas, que mientras él pronunciaba su discurso ya le estaban contestando en el Parlament catalán, repitiendo sus condiciones: amnistía para los encausados por el 'procés' y referéndum de autodeterminación antes de apoyar la investidura. Alberto Núñez Feijóo quiere ser el presidente de todos los españoles, pero no está dispuesto a decir 'si' a todo lo que le pidan los grupos políticos cuyos votos demanda, lo que le permitió agradecer su apoyo a Vox, partido que, como los nacionalistas, tiene también que respetar los límites constitucionales. Sin olvidar recuperar lo perdido a lo largo de la anterior legislatura, como la rebelión, ahora bajo el nombre de deslealtad constitucional.

El resto de la intervención del presidente del Partido Popular consistió en la enumeración de una larga lista de deberes por hacer, necesaria para recuperar el progreso y la concordia que marcaron la Transición, una larga lista de lo que debemos hacer para alcanzarlos. Desde la sanidad a la educación, pasando por la desertificación de la España seca, el machismo criminal o los distintos conflictos territoriales entre las comunidades autónomas. Para lamentar que el Partido Popular y el Partido Socialista no se pongan de acuerdo en cuestiones de Estado. Aquí lanzó Núñez Feijóo una pregunta irónica al PNV y Junts: «¿Darán sus votos a una política de Podemos?».

No dejaba el líder popular mucho margen a Pedro Sánchez, así que el presidente del Gobierno en funciones decidió no hablar en nombre de su partido, según su costumbre de escurrir el bulto, y cedió el podio a uno de sus criados, para recibir las bofetadas en forma de aplausos.

Estoy deseando leer los periódicos de hoy.