la suerte contraria
La opa
Quizá la pugna BBVA-Sabadell haya sido el último clásico español, un drama financiero con las narrativas bien definidas
Vuestro Vietnam
España vacía
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónAcaba la opa y empieza el síndrome de Estocolmo. Tanto tiempo deseando que terminara el plazo y hoy, que por fin amanece 11 de octubre, me noto diferente, como si me faltara algo. Fútil, insignificante, con ese vacío que dejan los grupos empresariales cuando ... pasan de luchar por tu reconocimiento espontáneo a despreciar tu 'top of mind'. Reconozco que ya me empezaba a encariñar con esta polarización bancaria. Desde luego, no hay nada que a un español le guste más que una buena gresca; Madrid-Barça, Joselito-Belmonte, Motos-Broncano. Y mira que a mí me da igual, que cuando pienso en Sabadell solo me viene a la cabeza la Nova Creu Alta. Pero ha llegado el día y, como la inspiración, me ha pillado trabajando. Creo que nos deberían haber dejado una jornada de reflexión al menos, me ha sabido a poco ver quince mil spots, cuñas, inserciones en prensa, vallas, cartas, comunicados, entrevistas, merchandising… Yo creo que solo me ha faltado ver a mi hija llegar a casa con una unidad didáctica. Y un musical en Gran Vía.
Y, aun así, si hubiera una encuesta, yo estaría en el grupo de los indecisos, de los que toman la decisión de camino al banco. Aunque, con tanta turra, reconozco que ya estaba a punto de escoger trinchera. Lo habría hecho de modo visceral, jugándome entero por algo que ni me va ni me viene, como es costumbre. Habría juntado todos mis ahorros y comprado acciones para, en el último momento, optar por unos de los dos relatos, es decir, por una de las dos Españas que ha de helarme el corazón. Y, en ese momento, ya ungido y purificado por el calorcillo de la grey, mostrar públicamente mi decisión, colgar pancartas en el balcón de mi notario y ponerme una camiseta con la cara del CEO.
Esto ha sido como cuando dos amigos se divorcian y ambos intentan ponerte de su parte, con un tono correcto, como de subsecretario de Estado. Pero mucha mala leche. También como un subsecretario. Te sientes violento y almacenas alipori como quien retiene líquidos, mientras escondes el íntimo deseo de que todo acabe. Pero ahora que ha llegado ese momento, ¿qué quieren? ¿Qué vuelva a la grisura de una banca en paz? ¿A los bancos sin épica, sin cuñas radiofónicas ni guerras de pasillo? Yo me había acostumbrado a desayunar con comunicados, a dormirme con contracomunicados, a discutir con mi hija delante de una pescadilla como si mi cocina fuera la sede de la CNMV. He aprendido más finanzas que en toda mi vida. Sé lo que es un folleto, el 'fair price', el 'precio mejorado' y la 'prima implícita'. Lo que no sé aún es por qué me afecta tanto.
Quizá la opa haya sido el último clásico español, un drama financiero con las narrativas bien definidas. Pero se acabó. El plazo ha vencido y he vuelto a ser un don nadie sin intereses, bolsa ni bolsín. Me siento como ese señor que el 10-N va con su bocadillo al colegio electoral para descubrir que no hay elecciones. Algo se ha roto, pero, aun así, aquí estoy, esperando resultados. Financieramente neutral, sí. Pero emocionalmente hostil.
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete