la suerte contraria

Derecha y estado de bienestar

Su aspiración debe ser atraer a toda la sociedad, no dar de comer a las pirañas que lo quieren encastillado en una marginalidad atrabiliaria

Ultraderechistas, antivacunas y antiabortistas

Viva España, bastardos

Por algún motivo, hay una parte de la derecha empeñada en convertirse en aquello que la izquierda dice que es la derecha, en el cliché de El Jueves, en Martínez 'El Facha' interpretado por el Wyoming. Es esa derecha perdedora que cree que su ... misión se limita a hacer aquello que más le moleste a la izquierda, como si tocar las narices fuera suficiente cosmovisión y, más allá, solo hubiera sutilezas y extrañas cosas de rojos. Sospecho que, así, creen demostrar no tener complejos cuando, en realidad, demuestran un complejo enorme, una inferioridad espantosa, la vida de una rémora alimentándose de los restos de comida que se escapan de la boca del tiburón porque es a lo único a lo que puede aspirar.

Y reconozco que es apetecible: pocas cosas tan divertidas como provocar a un tonto de izquierdas. Si acaso provocar a un tonto de derechas. En cualquier caso, conviene no ser tan débiles y salir a combatir a la izquierda, pero para ganarles, no para hacer el ridículo negando cualquier avance. Parece que Feijóo por fin lo ha comprendido y no se resigna a regalar las políticas sociales a Sánchez. Y hace bien. En primer lugar, porque el PP es un partido masivo, no una cosita de nicho, reaccionaria y friqui. Su aspiración debe ser atraer a toda la sociedad, no dar de comer a las pirañas que lo quieren encastillado en una marginalidad atrabiliaria y perdedora. Y, en segundo lugar, porque no hay nada más de derechas que proponer medidas destinadas a la conciliación y a la vivienda, es decir, a la familia y a la natalidad. Desde luego, no parece sencillo criar niños en la calle. Y esa es la realidad objetiva a la que se enfrenta el votante joven de derechas hoy, aunque algunos sigan pensando que hablan para aristócratas en el Hipódromo.

Pero, en segundo lugar, porque las políticas sociales no le corresponden 'in natura' a la izquierda. El estado de bienestar no surge de la socialdemocracia sino la democracia cristiana –tanto Adenauer como De Gasperi o Schumann eran democristianos– y, como tal, es un invento de la derecha para acabar con la idea de revolución. Aunque es cierto que la socialdemocracia también aportó, la realidad es que, salvo el partido socialdemócrata inglés y el sueco, al resto les costó mucho tiempo adoptar la democracia como posibilidad y renunciar a la violencia como medio para alcanzar sus fines. Incluido el PSOE. Esa es la verdad que la derechita perdedora debe conocer antes de decir que la política social es de izquierdas.

Feijóo debe apostar por el crecimiento económico y por la generación de riqueza. Por las empresas y los autónomos, por la reducción de impuestos, por adelgazar la administración y por apoyar a la industria, especialmente a la de automoción. Pero todo eso no son fines en sí mismos sino medios para mejorar la sociedad sin el asistencialismo de izquierdas. Las políticas liberales del PP –las de Ayuso, sin ir más lejos– no solo no son incompatibles con el estado de bienestar, sino que, de hecho, son la base que lo hace posible.

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