EN OBSERVACIÓN
Subdesarrollo sostenible
La 'canalización de la rabia' asegura la paz social del sanchismo
Dos discursos del Rey
Halloween en Gaza o humor inteligente
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónCon un exiguo margen de error, podemos situar el pico de la serie histórica de nuestro estado de bienestar en el momento en que la UE introdujo entre sus indicadores de desarrollo sostenible (sic) una carencia material que entre otros factores comenzó a depender de ... la imposibilidad de irse una semana de veraneo. El hallazgo de aquella 'pobreza vacacional' no solo representó un hito del desarrollo sostenible que tanto preocupa y ocupa a la UE, sino de la entera evolución humana, medida siempre desde los exigentes estándares occidentales de progreso. A partir de ahí solo podíamos ir a peor.
Que toda una generación, si no dos, porque los años van pasando, carezca de recursos suficientes para hallar cobijo bajo un techo medianamente digno y que aquí no pase nada es un fenómeno que podemos encuadrar en lo que es ya un elemento sustancial del subdesarrollo sostenible. Aquí paz y después gloria. Mientras los altos funcionarios de Bruselas invierten fondos y esfuerzos tecnocráticos en medir y sostener lo que consideran desarrollo, hay quienes, mucho más pragmáticos y espabilados, dedican su talento a cimentar el subdesarrollo sin que sus víctimas caigan en la cuenta y en el pozo sin fondo de la indignación, se líen la manta y la pancarta a la cabeza y terminen por montar un pifostio de tres pares de cojones. Hay motivo, pero aún más confusión inducida. Se trata de «canalizar la rabia», en palabras de Ione Belarra, portavoz del empresario Iglesias. Canalizar ¿hacia dónde? Hacia el lado correcto de la historia. Todo esto, muy sencillo, va de encontrar una solución habitacional, llave en mano, en el lado que nuestra izquierda identifique como históricamente correcto.
—¿Te pillo en casa?
—Qué va, en una manifestación contra el genocidio de Gaza y el ataque a la Flotilla. Casa no tengo. Ni tú tampoco, ahora que lo pienso.
Millones de viviendas esperan a los nuevos sin techo en la urbanización del lado correcto de la historia, tirando a la izquierda y luego todo al fondo.
Lo que algunos consideran la enésima cortina de humo desplegada por un Gobierno que trata de tapar sus vergüenzas, exhibidas en burdeles y saunas, con lo primero que encuentra a mano es algo más que un ejercicio de ilusionismo con el que distraer a la opinión pública. La canalización de la rabia está en la base misma del proyecto de sostenibilidad del subdesarrollo, y ahí están los muertos de hambre y de asco de Gaza para que la izquierda situada a la derecha de la izquierda que antes estaba a la izquierda del PSOE –el sanchismo; no tiene pérdida– dirija cualquier pulsión derivada del descontento hacia el lado de la historia y del presente que le parezca más correcto y seguro para sus intereses.
Esto de Gaza, desde el fin de la Vuelta, no es una cortina de humo, sino una garantía de convivencia que deberían valorar quienes aún no son conscientes de los riesgos que conllevaría el fin del sanchismo como canalizador de rabias. «A ver si sigue lloviendo», decían. Y estaban en el barranco del Poyo.
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete