el contrapunto
«¿La Fiscalía de quién depende? Pues ya está»
¿Quién dio la orden de filtrar una información destinada a perjudicar a Díaz Ayuso?
Sánchez encumbra a Puigdemont
Gane quien gane, mandará el prófugo
El magistrado instructor de la querella interpuesta por la pareja de Isabel Díaz Ayuso contra la fiscal jefe de Madrid, Pilar Rodríguez, ha solicitado a la Fiscalía que le indique «quién o quiénes fueron las personas físicas concretas que intervinieron en la decisión de hacer pública» ... la nota informativa en la que Alberto González Amador, el querellante, aprecia delitos de revelación de secretos y contra la intimidad. Es decir, el comunicado de prensa difundido por la Fiscalía Provincial de Madrid el pasado 14 de marzo, en el que se incluían párrafos enteros de los correos intercambiados entre el fiscal Julián Salto, autor de la denuncia interpuesta contra el empresario por presuntos delitos tributarios, y el abogado defensor del acusado, incurso en una inspección fiscal filtrada a determinados medios con anterioridad y comentada por la ministra del ramo, María Jesús Montero, en los pasillos del Congreso horas antes de su publicación. Un texto que abrió las portadas de varios diarios y alimentó las tertulias durante días, con el propósito evidente de desgastar la figura de la presidenta madrileña presentando a su novio como un delincuente confeso.
Cumple con su deber el juez Francisco José Goyena haciendo ese requerimiento oficial, aunque todos conocemos la respuesta a su pregunta. Nos la dio el propio Pedro Sánchez, de viva voz, en noviembre de 2019, cuando respondió en tono chulesco al periodista que lo entrevistaba en RNE: «¿La Fiscalía de quien depende?» «Del Gobierno», apuntó el redactor. «Pues ya está», remató el entonces presidente en funciones, que aspiraba a la reelección prometiendo traer de vuelta a España a Carles Puigdemont con el fin de juzgarlo. El caudillo socialista ya había 'okupado' (con k) a esas alturas la jefatura máxima del ministerio público, nombrando para el cargo a la titular de Justicia, Dolores Delgado, quien pasó sin transición del Gabinete a la Fiscalía General del Estado, convertida a partir de ese momento en fiscalía particular del sanchismo. En coherencia con esa concepción de la institución, ella elevó a su vez a lo más alto a su mano derecha, Álvaro García Ortiz, quien ha intentado devolverle el favor en dos ocasiones, con decisiones tan arbitrarias que el Tribunal Supremo las ha anulado. A pesar de los intentos descarados de Sánchez por doblegar a la justicia, ésta se resiste y defiende su independencia, igual que hacemos los periodistas en los medios de comunicación libres. Aún quedan jueces en Madrid reacios a arrastrar la toga por el fango de intereses partidistas.
¿Quién dio la orden de filtrar una información secreta destinada a perjudicar a Isabel Díaz Ayuso? Directa o indirectamente Pedro Sánchez, por más que su obediente peón fuese el brazo ejecutor de esa maniobra frustrada. Una jugada sucia que, lejos de acabar con la presidenta madrileña, amenaza con liquidar la carrera de García Ortiz, sobre quien se estrecha el cerco.
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