el contrapunto
Feijóo debe derogar a Sánchez y a Zapatero
Las encuestas del CIS, grotescamente infladas a favor del PSOE, cobran sentido a la luz de las sospechas de pucherazo
Lo más puro eran las prostitutas
Socialistas al matadero sin rechistar
Cuando llegue al Gobierno, si no lo impide un pucherazo, Feijóo va a tener que derogar no solo algunas leyes especialmente perniciosas, como la de Memoria Democrática de Bildu o la que ultima Bolaños con el fin de liquidar la independencia del poder judicial, sino ... todo el legado político de Sánchez y Zapatero. O sea, asumir la carga de trabajo inherente a desmontar las dos últimas legislaturas y también la que dejó sin hacer Rajoy, cuya desidia a la hora de desactivar las minas sembradas por su predecesor explica en buena medida los problemas que afrontamos hoy.
Sánchez es un cadáver político acorralado por la corrupción y el abandono de sus costaleros, que no precipitan su caída aunque tampoco le brindan apoyo, pero un zombi con capacidad para causar aún mucho daño. Aferrado a su soberbia se resiste a darse por vencido, probablemente por miedo a que la UCO entre en su domicilio en cuanto pierda la protección del fuero, y para ello recurre a los trucos de trilero que ha utilizado desde el principio: niega a sus más estrechos colaboradores interpretando el papel de víctima, cuando en realidad le corresponde el de capo de la mafia que saquea nuestros bolsillos, o en el plano internacional, más devastador a largo plazo, nos obliga a quedar como un país insolidario e irresponsable al amenazar a la OTAN con vetar la declaración de La Haya si no se aceptan sus exigencias, cuando, a falta de debate parlamentario, carece de legitimidad para tomar semejante decisión y sabe además que está dejando la patata caliente a su sucesor. ¿Qué más le da? Hace tiempo que decidió ponerse la democracia por montera y ejercer de caudillo de la progresía sin rendir cuentas a nadie. De ahí su empecinamiento en someter a la justicia, la prensa y la Guardia Civil, cuya labor es el último dique que nos defiende de sus abusos.
Zapatero socavó los cimientos de nuestra Constitución renegando de la Transición y poniendo en cuestión la indisoluble unidad de la nación española. Ahora parece que, mientras lo hacía, se aseguraba un futuro opulento en la nómina secreta de la narco dictadura venezolana. Sánchez ha ido más allá al poner al servicio de sus intereses bastardos todas las instituciones y organismos del Estado, empezando por el CIS, cuyas encuestas grotescamente infladas a favor del PSOE cobran sentido a luz de la sospechas que empañan el voto por correo, supervisado por la fontanera socialista Leire Díez, y la necesidad de justificar desenlaces inverosímiles. Sánchez ha hecho de la trampa y la mentira una forma de gobernar. Feijóo tiene la obligación de reparar el destrozo causado desde el año 2004, parar los pies al independentismo, poner coto a la corrupción y garantizar el regreso a una España de ciudadanos libres e iguales.
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