el contrapunto
España ya está rota
Frente a la tragedia repetida en varios frentes, Sánchez se sentó a contemplar el espectáculo cual Nerón contemporáneo
Último verano en La Mareta
No es el título, es el honor
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Iniciar sesiónCuando a finales de los noventa del siglo pasado José María Aznar proclamó su famoso «España se rompe», la izquierda en bloque se burló del augurio con ese profundo desprecio disfrazado de humor e impregnado de superioridad moral que ha hecho ricos a muchos ... de sus mercenarios mediáticos. La brocha gorda pintó grietas en el mapa, como si hicieran falta fronteras para quebrar una nación cuando lo cierto es que ya está rota, dividida y enfrentada entre sí, no por la geografía, la lengua o la economía, sino por el miserable interés personal de un individuo llamado Pedro Sánchez, cuyo 'manual de resistencia' incluye la destrucción de nuestra casa común como precio aceptable a pagar por su permanencia en el poder.
Lo acaecido en Valencia a raíz de la dana nos dio una pista inquietante del punto al que habían llegado las cosas en la guerra fratricida entre administraciones a costa del ciudadano indefenso. Los incendios devastadores que han asolado este verano el país confirman las peores sospechas de abandono deliberado de las personas con el propósito de perjudicar a los gobernantes de otro partido. Frente a la tragedia repetida en varios frentes, el caudillo socialista se sentó a contemplar el espectáculo desde su palacio de La Mareta, cual Nerón contemporáneo, mientras su matón tuitero, Óscar Puente, embestía contra los responsables autonómicos desentendiéndose por completo del caos ferroviario y demás asuntos de su competencia. Y cuando al fin se dignó dirigirse a los ciudadanos, lo hizo para lavarse las manos. Solo faltaba la lira tañida con delectación para celebrar las víctimas mortales y pérdidas millonarias registradas en Galicia, Castilla y León, Madrid o Extremadura, comunidades culpables de haber votado al PP. Carezco de conocimientos técnicos para valorar si los dirigentes de estas administraciones actuaron o no de la mejor manera posible. Estoy segura, eso sí, de que la responsabilidad ni era exclusivamente suya, sino del Estado en su conjunto al que pagamos los impuestos confiscatorios que recauda en Ministerio de Hacienda en manos de María Jesús Montero. La insaciable maquinaria de poder que devora el fruto de nuestro trabajo.
La prueba más contundente y dolorosa de la ruptura de España es que frente a la catástrofe no prevalece la colaboración, sino el enfrentamiento, el cruce de acusaciones, la búsqueda repugnante de rédito político. Una herida que se gangrena y extiende su mortal ponzoña por todo el cuerpo de la nación. Mientras el fuego sigue devorando vidas y haciendas, con el arranque del curso se reavivan los incendios políticos, vuelve el hedor de la corrupción y se ahonda la grieta abierta con la financiación privilegiada dispuesta para Cataluña en detrimento de los españoles abandonados a su suerte por el Gobierno ante las llamas. España ya está rota; es un hecho. Solo queda por saber si todavía es posible volver a juntar las piezas.
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