el contrapunto
Último verano en La Mareta
Sánchez está condenado. Es imposible que sobreviva a la porquería que pende sobre él y su partido corrupto
No es el título, es el honor
Agencia Tributaria, sinónimo de terror
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Iniciar sesiónMás le vale al presidente disfrutar del palacio que le pagamos los españoles en Lanzarote, porque van a ser sus últimas vacaciones con cargo al contribuyente. Salvo que dé un golpe de Estado, lo que no sería muy bien visto en Europa. Aún así, cuando ... llegue la hora de votar, yo aconsejo depositar el voto en la urna y no en Correos, no vaya a ser que otra Leire Díez cualquiera se encargue de manipularlo.
No habrá más veranos para Pedro Sánchez en La Mareta. Por mucho que alardee de fortaleza, por más chulería que despliegue ante los medios mientras desguaza nuestra nación, se cisca en la Constitución y pisotea nuestra igualdad con el único propósito de mantenerse en el poder, es imposible que sobreviva a lo que pende sobre su cabeza y la de su partido corrupto. A las cintas grabadas por Koldo, las revelaciones de Ábalos, los prostíbulos de Sabiniano, la cátedra VIP de Begoña y el enchufe del hermanísimo, el arsenal oculto de Aldama, el oscuro rescate de Air Europa, la posibilidad de que Cerdán cante con tal de salir de la cárcel donde va a veranear él mientras su jefe goza de las hermosas playas canarias y lo que vaya descubriendo la UCO, que trabaja incansablemente esquivando los muchos palos que Marlaska pone entre sus ruedas. Demasiada porquería concentrada en un solo hombre, epicentro de todas las tramas.
Sánchez no es invencible. De hecho, fue derrotado en las elecciones, aunque se agarrara a toda la purria que pulula por el Congreso para revalidar su mandato a costa de traicionar su palabra. Ahora basta verle la cara para constatar hasta qué punto se sabe amenazado de desahucio inminente. Basta leer las encuestas que lo sitúan en caída libre. Basta constatar su total incapacidad para aprobar unos Presupuestos. Sánchez está sentenciado. En otoño conoceremos la decisión del TJUE, que probablemente anulará la amnistía concedida al golpista Puigdemont a cambio de sus siete escaños, calificada de «autoamnistía» por la Comisión Europea. Si ese no es el detonante para la disolución de las Cortes, el propio PSOE se encargará de forzar su dimisión, so pena de verse arrastrado con él al abismo en las municipales y autonómicas. Ya se percibe el ruido de sables. Está condenado. Lo sabe él, lo saben los suyos y lo sabe la oposición capitaneada por Núñez Feijóo, que ya ha tocado a zafarrancho electoral. Lo único que no está claro es qué será del caudillo cuando sea arrojado por la borda. En la estructura europea, la OTAN o cualquier otra institución democrática tiene las puertas cerradas. Le quedan el Grupo de Puebla y China, donde medra Zapatero a base de lamer las botas de Maduro y Xi Jinping. Ahí tendrá que hacerse un hueco a costa de compartir el negocio, salvo que prefiera mudarse, como Bono, a la República Dominicana.
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