Suscribete a
ABC Premium

UNA RAYA EN EL AGUA

La nación anómica

La idea de nación moderna como espacio de convivencia se diluye cuando su estructura normativa se adultera o se quiebra

La vestal de Venezuela

A paso cambiado

Ignacio Camacho

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Una nación no es sólo un territorio, ni una bandera, ni una historia, ni un sentimiento, ni una fiesta. Es todo eso y mucho más, pero en la época moderna representa ante todo un espacio de encuentro y de convivencia construido por un pueblo –'we ... the people'– con voluntad soberana de organizarse en torno a un conjunto de reglas. La ciudadanía es el vínculo jurídico que articula la comunidad en un sistema de derechos y deberes cuyo ejercicio vertebra la concordia y establece un concepto de pertenencia, una identidad colectiva plena. La legitimidad democrática funda la ley y al mismo tiempo se subordina a ella como principio regulador, como viga maestra de la casa común donde ha de caber la sociedad entera. Y la idea misma de nación como ámbito de entendimiento civil se diluye cuando esa estructura normativa se adultera o se quiebra. Cuando pierde su condición referencial para convertirse en un catálogo de preceptos fallidos o enunciaciones huecas.

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia