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El ángulo oscuro

Matanzas

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La violencia como patrimonio moral (13/5/2023)

Ignacio Camacho

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Los nombres parlantes son una tradición de la literatura clásica. Abundan en la mitología griega, en los romances medievales, en Homero (que viene a significar 'ciego'), en el Quijote, en Gogol, en Tolkien, incluso en el santoral religioso. Los estudiosos los llaman 'caractónimos', porque ... contienen una semántica interna relacionada con el carácter o los atributos del personaje que los lleva. Algunos psicólogos modernos sostienen que la elección del nombre acaba por influir en la personalidad del niño, y hay adultos que por diversas razones se cambian de apellido para eludir alguna connotación de sentido pintoresco –del tipo Armando Guerra– o simplemente ridículo. A veces, los padres que bautizan de un modo determinado a sus hijos reciben del destino una sorpresa o un guiño: así, hubo un Gustavo Adolfo Bécker (con k) que en vez de dedicarse a la poesía destacó en atletismo y llegó a competir en unos Juegos Olímpicos.

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