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una raya en el agua

Juanma en el oasis

El desembarco de Montero aspira a agitar la placidez del liderazgo sobre el que el PP andaluz ha asentado un virreinato

Las piedras de Waterloo

Shoá

Ignacio Camacho

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Va Juanma Moreno por la vida levitando, como si flotase a un palmo del suelo, alzado por el sólido consenso social que las encuestas otorgan a su virreinato. En un tono moderado pero satisfecho exhibe los frutos de una gestión respaldada por las cifras ... micro y macro: el notable descenso del paro femenino, los proyectos 'verdes' de potentes inversores privados, la eclosión turística, la estabilidad presupuestaria, las exportaciones del sector agroalimentario, la captación de profesionales de la economía digital seducidos por el clima apacible y los impuestos (relativamente) bajos. Cualquier día va a necesitar que le recuerden que es mortal, como a los próceres romanos. Su plácida hegemonía, similar a la del Chaves de los primeros años, se basa en que resulta un dirigente fácil de votar porque su liderazgo respetuoso y empático ahuyenta el rechazo ciudadano. Quizá por eso Pedro Sánchez ha decidido sacarlo de la zona de confort enviando a María Jesús Montero para que le sacuda el sosiego, le obligue a pisar charcos y le llene de barro el oasis sobre el que ha asentado un poder que la derecha andaluza jamás había soñado. El objetivo de la estrategia monclovita no consiste tanto en recuperar la Junta, posibilidad remota a corto plazo, como en elevar la facturación socialista en las generales y recuperar escaños en una comunidad donde el reparto de sus 61 diputados es decisivo para que el presidente aspire a revalidar el mandato.

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