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LA TERCERA

¡Que no quiero verla!

«La corrida es una ceremonia que tiene una profunda carga simbólica, en cuanto acto sacrificial; que es arte y representación, en cuanto tragedia y celebración de una belleza efímera, pero que al mismo tiempo se sustenta sobre la verdad, pues aquí el ciclo de la vida y de la muerte va en serio»

La cruel dictadora

Trump y los hispanos

NIETO

François Zumbiehl

Lo que no quería ver Federico García Lorca era la sangre de Ignacio. Ahora resulta que para muchos es la sangre de los toros. En muchos casos la empatía ahora es con los animales, más que con los humanos –esto se aprecia en ciertas ... emociones despertadas por las desgracias–, porque tal vez hemos cambiado de civilización. Por eso la tradición taurina hoy se encuentra en entredicho. Una tradición es lo que una generación transmite a la siguiente, algo, por lo tanto, necesariamente sometido a una evolución, como lo estipula la propia Unesco refiriéndose a los patrimonios culturales de la Humanidad. Dichos patrimonios deben obedecer a la exigencia de un sutil equilibrio: mantener su esencia a través del tiempo y adecuar sus elementos accesorios a la sensibilidad de la sociedad dentro de la cual se desarrollan. ¿Significa esto que el futuro de la tauromaquia está en las corridas incruentas de Don Bull Productions, y que «hay que eliminar la sangre?» No lo pienso.

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