editorial
Caso Azud, la corrupción que ya no importa
Las confesiones del caso Azud ponen de manifiesto que la corrupción, pese al discurso del Gobierno, sigue siendo un problema
No habían transcurrido veinticuatro horas desde que Pedro Sánchez justificara su reforma del delito de malversación, proclamando que la corrupción ya no es un asunto que preocupe a los españoles, y ya se ha conocido un nuevo escándalo: el reconocimiento ante la Justicia por parte del exgerente del PSOE valenciano, Francisco Martínez Rico, de que el partido se financió ilegalmente durante varias campañas electorales, al menos la autonómica de 2007 y las generales de 2008. Martínez es testigo en el caso Azud y responsabiliza directamente al histórico tesorero socialista José María Cataluña.
Este episodio pone de manifiesto la imprudencia de esta reforma y la banalidad del argumento del presidente, que recordó que, según el CIS, la corrupción ocupa el decimoctavo lugar entre los problemas nacionales. Sánchez sigue este indicador de cerca, porque precisamente los argumentos morales fueron decisivos en su moción de censura de 2018.
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