Tigre de papel
Elecciones a la desesperada
Pedro Sánchez ha roto un partido que se le había puesto cuesta arriba, ha acortado los plazos, ha revertido una tendencia e intenta constituir un escenario imprevisible
Lo ha vuelto hacer. Acostumbrado a los golpes de guion y al efectismo político, Pedro Sánchez convoca elecciones generales y rompe la jornada en la que se estaba escribiendo el relato de su derrota electoral. A qué velocidad caducan las noticias. El presidente acierta en ... la táctica desesperada porque era imposible estar peor, pero es muy probable que sea demasiado tarde y que no haya nada que salvar. Cuando tienes un enfermo terminal en la camilla sólo caben las terapias de choque y en esta ocasión era imposible negar lo evidente. Los resultados de ayer no dejaban espacio a la hermenéutica creativa ni a relatos ficticios. La derrota es incontestable y cuando anunció una rueda de prensa en Moncloa sólo cabían tres escenarios: o disolvía las cámaras y convocaba elecciones, o anunciaba una crisis de Gobierno expulsando a Podemos, o se marchaba. Optó por lo primero, para reservarse alguna mínima posibilidad de revalidar el Gobierno.
Es la última expresión de su manera de gobernar. Sorpresa tras sorpresa, subiendo siempre la apuesta hasta hacer saltar la banca. La previsión era que tuviéramos por delante seis meses de desgaste y muchas jornadas de análisis demoledor para sus intereses y, sobre todo, un margen para preparar conspiraciones internas que pudieran desafiar su liderazgo. Sólo Page sobrevivió a la funesta noche de ayer y Castilla la Mancha y Andalucía eran y son buenas plazas para que se ordenara la resistencia. Pero no. Hoy ya nadie habla de los resultados de ayer y la audacia de Sánchez le permite, pese a todo, volver a marcar la agenda. Hoy hay un país hablando de lo que el presidente del Gobierno quiere, aunque puede que sea su última victoria.
Pedro Sánchez ha roto un partido que se le había puesto cuesta arriba, ha acortado los plazos, ha revertido una tendencia e intenta constituir un escenario imprevisible. La incertidumbre siempre es mejor que lo malísimo conocido. Veremos. Al propio PSOE, al PP e incluso a VOX la cita les coge con todo preparado. Queda por comprobar cómo se resuelve la alianza de Yolanda Díaz y en qué forma concurre lo que queda a la izquierda de la izquierda, si es que ese espacio sigue teniendo hoy algún valor. Bien pensado, esta legislatura no merecía un final distinto a este. Han sido demasiadas las excepciones y los límites institucionales quebrados como para que todo terminara de forma ordenada y ceremoniosa. Nadie puede saber si lo de ayer fue el principio del fin. Pero sea lo que sea, sabemos que está más cerca.