Puigdemont se hace el difícil

Así las cosas, el señor Puigdemont nos decía ayer mismo que no hay acuerdo porque necesita hechos comprobables. El asunto se para de nuevo, y ocurre que no hay tiempo material para ir a la investidura con un apoyo explícito. El famoso prófugo se hace el difícil, dice que la posición de su partido «no ha variado» aunque todos oigamos la caja registradora. Pues que el poder es el poder y que lo que hace falta, dice Puigdemont, es vender el alma al diablo gótico y layetano a cambio del poder, que ni el PP se cree que Pedro va a cumplir sus compromisos cuando tenga la investidura. En política sólo los tontos cumplen lo pactado.

Lo máximo que puede decirse es que ni Sánchez ni Feijóo tienen el apoyo explícito para formar gobierno y los socialistas van de farol. El tiempo apremia, por mucho que se pongan a esta altura de los tiempos a hablar en catalán por Europa. Todos hemos visto el juego: esto no va de quien convence a quién, sino de quién engaña a quién. Los socialistas son los maestros del engaño pero el pirómano de verano lo sabe y por eso pide hechos comprobables, algo para contentar a las benditas bestias que ponen los pies sobre la mesa de subastas.

Hasta ayer escuchábamos que Feijóo no podía presentarse por falta de apoyos. Como si no hubiera antecedentes en los que un candidato sin los 176 haya recibido el encargo para ser investido de primera comunión. Que Feijóo no va a conseguir los apoyos, como dicen, es un futurible con altas posibilidades, no una realidad. Don Alberto descubre afinidades donde haga falta. Si los del PNV deciden sentar a un pobre a su mesa, y el pobre resulta ser el Feijóo, que ha vuelto a ponerse el traje de la España plural, estaría todo resuelto. España no es país para animales domesticados, hay que tener picardía o bien la iniciativa de un depredador político.

Ahora, la única verdad que se vislumbra aquí es que el Rey tiene un problema porque hay dos señores que quieren recibir el encargo de formar gobierno. Pero además de contar con bastantes apoyos, la propuesta de gobierno debe ser razonable/legítima. ¿Y cómo puede suponerse que el señor Puigdemont sería copartícipe de esa propuesta razonable, si se hace cada vez más el misterioso y el difícil? El tiempo pasa y no vemos ni democracia, ni legislatura, ni gobierno ni socialismo ni Sánchez ni pactos ni leches fritas. Aunque esto también es un futurible.