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después, 'naide'

El niño que no se vuelve en la puerta del cole

Cuanto más te miran tus hijos en el colegio al dejarlos en la puerta por la mañana, cuanto más te buscan entre la gente para el último beso lanzado, la última sonrisa, el último adiós, más joven eres

Un niño entre las dudas y la ilusión del primer día de clase, el pasado martes, en Logroño efe
Chapu Apaolaza

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Hay comienzo del curso, olor a libro nuevo, no sé cuántos bolis, unas tijeras, cola, 'rotus' que aún conservan el tapón, baby de estreno, el compás y mochilas cargadas con el peso de la vida que siempre pesa más por la mañana. Un día ... en que estábamos haciendo el indio en la tele, en un reportaje calculaban el peso de la vida y hablaban de una fórmula que medía en no sé qué unidades cuánto cuesta llevar adelante la casa, el trabajo y los hijos. Elisa Beni, que a veces anda más fina que Sánchez, me susurró durante la emisión del reportaje que no entendía la historia pues el trabajo, los hijos y la casa no podían contarse como el peso de la vida: eran la vida misma. Nuestra condena, y por tanto nuestra salvación, es la de ser felices aquí en el atasco, en el curro y poniendo la lavadora, y lo dice uno que hace unos días andaba embarcado viendo navegar los mejores veleros clásicos del mundo y hoy se ha subido a la cumbre de un volcán después de coger el avión de las seis de la mañana. El avión bueno. Sin duda el periodismo es duro, pero peor es trabajar. ¡Ah, cuál será el peso del periodismo! Acaso que lleva su tiempo eso de ir, mirar, volver, contar y lanzarse al abismo de lava del arranque del segundo párrafo, que aquí viene.

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