siempre amanece

La mayoría social no existe

Mantienen a Sánchez tambaleante entre los ecos de la corrupción

Cristóbal, el último socialista

'Oyoyoy' de cumpleaños

Dicen que hay una mayoría social que apoya al Gobierno y hace tiempo que ando buscándola para que me firme un autógrafo, como Morante le firmó un capote a mi hijo pequeño. Ha desaparecido, como Pepa Flores. Dónde está la mayoría social, si no ... es mayoría en las Cortes para aprobar leyes, ni para concitar el apoyo mínimo a los Presupuestos Generales del Estado, ni en ninguna otra parte. He aquí una entelequia, un mito, una leyenda preconfigurada, como los cuatro abuelos analfabetos de Sánchez de los que también me jugaría mis partes ante notario a que es otra invención. El español de izquierdas, a falta de otras creencias, descansa en la existencia de una masa figurada que solo vive dentro de su cabeza, que es un fantasma, que nadie la ha visto, que procede de la visión lisérgica de una serie de minorías que desbancaron a Rajoy y que se tomaron erróneamente como un conjunto. Desde entonces, manejan el concepto, lo doblan, lo retuercen, aplican sobre él teorías que no son capaces de entender ni ellos mismos. Por aquí sale Yolanda, ave del paraíso de la izquierda de la izquierda, a recoser la mayoría social, a conectar, a relanzar, reconfigurar, pegar, y otras manualidades más que no tienen ningún sentido más que en su capacidad fabulatoria, porque la mayoría social no existe pese a los conjuros de una chamana de Fene.

La mayoría social reposa en la idea de dos conceptos que se llevan bien etimológicamente: el de mayoría y el de la sociedad, pues cómo en una sociedad van a ser pocos. Por fuerza tienen que ser muchos, y representan a no sé qué oprimidos, ya sabes, la gente de abajo, el pueblo, cuando son exactamente lo contrario. El concepto zozobra ahora que la presunta mayoría social, de Sumar, por ejemplo, concita a una serie de pijos geométricos como esferas perfectas y el pueblo, desconsiderado por las elites zurdas y urbanas con casa en La Navata, tinaja en la piscina y tardes de 'didgeridoo' en el jardín, esa gente de barbacoa en la azotea de Malasaña con macetohuerto, autoriego y sistema de nebulizador para el calor, digo, esa Españita rural de charanga, corrida y procesión –sexo, drogas y rock and roll– desvalido de sus tradicionales representantes, votaría justamente a la derecha.

Donde se manifiesta la mayoría social con toda claridad es en la conjunción de una serie de fuerzas que mantienen en estado de coma al Gobierno para que no llegue al poder la derecha. Es necesario que esa masa supuesta resucite a cada poco a Sánchez al que pasean como aquel cadáver en la comedia 'Este muerto está muy vivo' (1989, una pareja de trabajadores se las promete muy felices en unas vacaciones con su jefe que resulta asesinado y tienen que ocultar su muerte paseando su cadáver por un complejo turístico como si aún tuviera vida). Así mantienen a Sánchez tambaleante entre los ecos de la corrupción y un puterío en brazos de la mentada mayoría social con tal de que no haya elecciones, que ganaría una mayoría de derechas. Así es cómo reconoce la mayoría social que no es mayoría, ni social.

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