DESPUÉS, 'NAIDE'
León y Castilla
La España de las autonomías se diseñó un poco a lo Panenka y ahora cada uno encuentra sus propias incomodidades. A veces fantaseo con un pueblo que se anunciara como «un lugar como cualquier otro»
PSOE y leonesistas se unen para dividir Castilla y León en dos autonomías
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Iniciar sesiónMi Españita combustiona en formas y colores que ofrecen un espectáculo inigualable, como un leño en una chimenea. Ahora estamos que León, Zamora y Salamanca pretenden independizarse de Castilla y León. A mí las gentes de Salamanca siempre me parecieron tan a su manera ... que si me dicen que son marcianas, me lo creería perfectamente. La distancia entre una España y otra se definió muy claramente hace treinta o más años cuando mi padre, agradecido por lo bien que le habían tratado unos ganaderos de Salamanca, les envió una caja de 'txakoli' y otra de percebes. Al tiempo, preocupado por la falta de acuse de recibo, llamó preguntando si había llegado el paquete y le dijeron que sí, pero que el vino estaba picado. «Y lo otro, lo hemos sembrado y a ver qué sale», respondieron dando cuenta de los percebes.
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Tiende a caerme bien lo de la independencia de León porque me caen bien León y su alcalde, que juega a frontón como si fuera Titín III. Lo cierto es que no lo comprendo muy bien, pero me gusta escucharle cuando me lo explica. Si aún Castilla y León se llamara 'Castileón', podrían argumentar que cabría una duda aclarar, pero no existe el temor a que se confundan una con otra. La España de las autonomías se diseñó un poco a lo Panenka y ahora cada uno encuentra sus propias incomodidades. Por lo general, el nacionalismo encuentra asidero en que para sentirse diferente, basta con sentirse diferente al de al lado. El guipuzcoano tiene que ver con el de Vitoria lo que un toro a una bicicleta y todos los sitios son diferentes con la turra de las peculiaridades. A veces fantaseo con un pueblo que se anunciara como «un lugar como cualquier otro». En León, pegas una patada a una piedra y todo son tiendas de sombreros y en Valladolid todo son tiendas de zapatos, de zapatos buenos con una suela de goma así de gorda para pasear por Campo Grande una tarde de invierno de la mano de una novia nueva como hacía mi amigo Pedro hace cincuenta años.
Podríamos ir por ahí juntando provincias que están separadas y separando las que están unidas. Yo como buen 'euskaditano', sueño con 'Euskadiz', un lugar en el que coger olas en la Zurriola al amanecer y, al salir del agua, tomar un papelón de chicharrones de Chiclana en la barra de Casa Manteca, refugio de mis nostalgias, acodado en el rincón al lado de la foto de Louis de Funes. Imaginemos España de otra manera, por qué no. Los Mártires del Compás cantaban que si España fuera un dónut, Madrid no existiría, Albacete tendría una playa y tú estarías a la verita mía.
Acaso la querella anide en la 'y', conjunción copulativa que indica suma y 'vamonós' como su mismo nombre indica. Sabiendo que existe Castilla y León cabe suponer que existe una Castilla y un León a los que la 'y' une en relación, como si no pudiera entenderse el uno sin el otro y eso, al parecer, no se puede tolerar. Querrá León ser solamente León para permanecer por sí mismo sin vallisoletanos, abulenses o burgaleses conceptualizados a su alrededor. Quizás solo se trate de que no quieren ser los últimos y se pueda solucionar el entuerto si llamándose León y Castilla, les resultara suficiente.
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