sin punto y pelota
Una tesis sobre la Universidad
Los cajones del Gobierno acumulan desde hace treinta años varios intentos fallidos de reforma del sistema
Lubricantes y malas vibraciones
Política eventual
En la Universidad de Málaga están tiesos. La Junta de Andalucía les acaba de dar un préstamo de 48 millones de euros que, sin duda, vendrá bien porque ya había quejas de no tener dinero ni para renovar licencias de programas informáticos. Mientras empezaban ... a escasear los euros, los edificios nuevos de la Universidad ganaban premios de arquitectura. De 2019 a 2023, se gastaron 160 millones en nuevas facultades. La de Psicología es preciosa, con una sala de reuniones que debe de ser parecida a la de la OTAN, 40 asientos en un espacio acristalado, cada uno con su micrófono. El nuevo rectorado es maravilloso, el mármol de Macael que lo recubre luce con reflejos en los frecuentes días soleados malagueños. Hace unos días, anunciaban el proyecto de un nuevo paraninfo con aforo de mil personas y hablaban de la pretensión de convertirlo en un foco cultural. Que no sólo a la cultura se va a dedicar el CNIO y sus cuadros.
Todo esto me ha venido a la cabeza con el nuevo informe de la Fundación CYD sobre la universidad en España. Copio: «Lo esencial es diseñar una estrategia que permita utilizar los recursos de forma óptima, con una clara vinculación a resultados medibles y objetivos de alto impacto. La discusión no debería centrarse en cuánto se invierte, sino en cómo y dónde se invierte para maximizar el retorno de la inversión para la sociedad y el desarrollo del sistema universitario español».
Sin cambiar una coma de lo ya legislado, existen unos organismos en las universidades que deben estudiar el cómo se invierte. Son los consejos sociales donde, suponemos, está representada la sociedad civil, que paga con sus impuestos los gastos de los campus. La matrícula universitaria apenas alcanza a sufragar un 15 por ciento del coste del alumno universitario. ¿Cuántos consejos sociales se leen a fondo las cuentas antes de aprobar los presupuestos, tarea que les compete? ¿Cuántos profundizan en la labor de los departamentos? ¿A qué perfiles están nombrando los políticos para que se sienten allí? ¿Cuántos consejos sociales han echado atrás presupuestos y auditorías de cuentas por salvedades?
Los cajones del Gobierno acumulan desde hace treinta años varios intentos fallidos de reforma del sistema. Las universidades privadas, mientras, no paran de captar nuevos alumnos con matrículas muy caras en un contexto de declive demográfico. ¿Por qué? ¿Por qué hay cada vez más españoles que se van a estudiar grados a Irlanda, a Holanda, a Dinamarca? Antes del Brexit llegó a haber 19.000 universitarios españoles en Reino Unido.
¿Qué partido político se está ocupando en serio de analizar qué se puede mejorar en la universidad pública española? En este punto, por supuesto, conviene recordar que nuestro presidente del Gobierno es autor de una tesis doctoral sobre la que recaen serias sospechas de plagio. Parecen siglos los transcurridos desde que aquello fue noticia. Luego ha venido lo de la cátedra de su mujer, claro.
La tesis de Sánchez olía a 'fake'. La tesis de que la Universidad no importa es verdad verdadera.