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bala perdida

Ayuso entre 'okupas'

La ciudad feliz de Montgomery resulta improbable, porque la ciudad, ahí en el centro crudo, está muriendo

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Ángel Antonio Herrera

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Prospera por ahí el libro recientísimo 'Ciudad feliz', de Charles Montgomery, que es un canadiense formal y formado, entre la arquitectura y el pensamiento, cuyo empeño es ese, la dicha urbana. Montgomery arriesga que una vivienda tiene el éxito en la ubicación, y no tanto ... en el desperezo de la estética, o en el número de alcobas. Montgomery cree que en medio de la jungla se vive mejor, contra lo avalado en pandemia, que certificó que lo mejor de un piso es la terraza. Montgomery, como otros pensadores modernos de la ciudad, desdeña el adosado, porque supone matar media biografía dentro de un coche laboral de traslados, y celebra el barrio del centro, que es la mitad del contento del residente. La mitad, o más. Igual lleva razón, sólo que el adosado es lujo de algunos, y el barrio del centro es algo que va en vías de extinción, salvo que vengan Ayuso y Bolaños y monten un 'spot' de variedades de junta de propietarios en la Puerta del Sol. Ya hemos visto que a Ayuso le dura un pispás un 'okupa' de lunes como Bolaños, pero ahí mismo, en órbita de la sede de la Comunidad de Madrid, la 'okupación' la cumplen los de los pisos turísticos, que montan la discoteca en el mismo rellano en que un vecino aloja a su familia. El centro de la ciudad, que Montgomery, y otros, vaticinan como el edén con sofá, es una utopía, porque el centro ya no existe, luego de que la especulación fatal y la política letal hayan decidido que cada vivienda incluye un camping, si eres listo y alquilas en tumulto. La nueva ley de vivienda ha ignorado el verbeneo de los pisos turísticos, que son, por lo general, el piso forajido de una comunidad de vecinos que cada día tiene menos vecinos, y más 'valquirias' al trote de la maleta de fin de semana en miércoles. El vecindario hace ciudad, y el turista anima el Corte Inglés. La ciudad feliz de Montgomery resulta improbable, porque la ciudad, ahí en el centro crudo, está muriendo. No sé yo si quedarán vecinos para hacer chisme castizo del próximo dos de mayo.

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