Muere Juanito Mediavilla: ¡Que sola se queda 'la basca'!

El cómic underground volaba «por debajo del radar» de la sociedad española del momento, y hablaba de cosas que otros medios no trataban, o lo hacían de forma absolutamente pacata.

Desde 1979, en la páginas de Makoki había delincuencia (en su sentido más romántico y contestatario de oposición al poder establecido), sexo, drogas y rock'n roll a raudales.

Juanito era «un moderno» que a golpe de viñeta nos enseñaban a los chavales que entrábamos en la adolescencia que nuestra juventud iba a ser mucho más libre y divertida que la de nuestros mayores.

Pero con los años, Mediavilla también cuenta el lado más oscuro de ese mundo lumpen, con personajes como Juan Jaravaca, un politoxicómano atrapado en la Barcelona pre-olímpica que comprueba que su tiempo ya ha pasado. Se trata del álter ego del propio Mediavilla, un espíritu libre que se adapta mal a este mundo nuestro; y lo cuenta con total naturalidad y frescura en sus páginas de cómic.

Hace escasos meses, Mediavilla lanza un grito público de auxilio cuando el banco amenaza con desahuciarle al él y a su mujer de su casa en Burgos. «Yo llevo al día los pagos, pero aprovecharon un fallo que tuve para sacarnos de esta casa a la que llegué con mis padres en 1954», argumenta.

Ayer le sorprende la muerte, eso sí, bajo su techo. De modo que, como colofón y en sintonía con el espíritu libertario propio de Juanito, permítame citar algunas frases extraídas de la Barcelona más Lumpen de los 70 que él ponía en boca la 'basca'. Estoy seguro de que se las dedicaría con gusto al banco que le acechaba en sus últimos días. Comenzaría con: «¡No habéis conseguido echarme, cabrones!» y añadiría: «Oyesstío, vete a cagar, mecagüentú».