CABEZA FRÍA
Viene más muro
Con Sánchez decidido a resistir, alimentar la fractura política y social será su mejor baza para evitar el trasvase de votos al Partido Popular
Sánchez es el responsable
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Iniciar sesiónYA no hay atisbo de proyecto progresista, solo resistencia en el poder. Pedro Sánchez ha tocado a rebato para seguir hasta 2027 y el eje político del Gobierno ha quedado reducido a no dimitir ni convocar elecciones. No es que la legislatura desarrollara un programa ... político coherente, ni siquiera una hoja de ruta planificada, pero el escándalo Cerdán ha aniquilado cualquier posibilidad de que los ministros puedan centrarse a partir de ahora en otra cosa que no sea defender el argumentario del día. Sin más proyecto que resistir, probablemente veremos a Sánchez elevando la altura de su muro, alimentando la fractura y la división social como estrategia para intentar impedir el trasvase de votos al Partido Popular.
Si el jefe del Gobierno consigue aguantar -y es fácil que lo haga porque sus socios no quieren que caiga y mucho menos que Alberto Núñez Feijóo llegue a Moncloa-, a España le quedan dos años de bloqueo y parálisis política aún más dura. Aprobar cualquier iniciativa en el Congreso se volverá todavía más caro para el Gobierno porque una cosa es que sus aliados parlamentarios quieran mantenerle con vida y otra muy distinta que no vayan a aprovecharse todo lo que puedan de que está en coma. Y el Partido Popular no querrá pactar ni siquiera las cuestiones estratégicas del país, como la defensa, política exterior o temas europeos. Ahora mismo, España corre el riesgo de consolidarse como potencia incapaz de estar a la altura del puesto que ocupa en la UE y en el mundo, con lo que ello supondría de pérdida de peso, influencia y oportunidades de futuro.
La única palanca que tendría -en condicional- alguna posibilidad de doblar la resistencia de Sánchez es la presión por dos frentes: el interno y el de la opinión pública. El primero es la clave, pero ambos están correlacionados porque Sánchez tiene controlado el aparato del partido y el río de conversaciones que crece dentro del PSOE entre los críticos, y que explicaba Mariano Alonso ayer en este periódico, solo logrará pasar de ahí y convertirse en movimiento si los medios afines a Ferraz sostienen en el tiempo la presión sobre este escándalo como lo que es: algo imposible de asumir para un progresista. ¿Es factible que surja ese movimiento dentro del PSOE? Es muy complicado, pero es lo único que puede torcer los planes del presidente del Gobierno.
Entretanto, el Partido Popular tiene que poner toda la carne en el asador para despertar a los votantes progresistas y hacerles traspasar el muro levantado por Sánchez. Alberto Núñez Feijóo nunca lo ha tenido tan fácil como ahora para ganarle el relato político al jefe del Gobierno, pero limitarse a pronunciar discursos no es suficiente. Tiene que adoptar alguna medida contundente que dé coherencia a sus palabras y le permita mostrar la superioridad de su alternativa. Si Feijóo dice que el caso Koldo se ha convertido en el caso Sánchez, algo tendrá que hacer en consecuencia.
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