El gemelo y el forajido

Hoy solo Emiliano aparece abrazado a Sánchez en aquella foto pese a las contorsiones léxicas con las que intenta aparentar su indignación por la genuflexa disposición del PSOE ante Puigdemont. Hoy, seguramente y en este asunto, de los gemelos García-Page, Javier representa mucho mejor a los votantes socialistas castellano-manchegos que Emiliano, que no se cansa de aparentar su enfado con Sánchez por poner al Estado de derecho a merced del independentismo con esa sucesión de sulfurosos gestos que finalmente se quedan en nada. En su mano estaba llevar a la práctica en las Cortes lo que dijo hace solo una semana: «Si hay que ejercer recurso, lo haré. Si hay que plantear batalla, lo haremos, pero no vamos a pasar por que se haga una relectura de la Constitución». Al final, ni recurso ni batalla ni gaitas, solo unas estimables tragaderas, solo un rosario de brindis al sol preventivos con los que aparentar que es un verso suelto dentro del rebaño sanchista, aquiescente Emiliano con todo lo que haga su jefe. En la práctica, uno más entre los 120 que dijeron sí bwana a Sánchez porque entre ese centenar largo hay ocho diputados de Castilla-La Mancha que podían haber dado la batalla ante el disparate de negociar la inmunidad de un forajido mandilón que escapó escondido en un maletero cuando la cosa se puso fea. Todo se pega.

El «nuevo PSOE» al que se refería el gemelo Javier nada tiene que ver con el que ya comenzó a triturar, en su condición de partido de Estado, Rodríguez Zapatero. El sanchismo no es más que la continuación de la deriva hacia la discordia y el frentismo abierta por el 'estadista' leonés con el entierro del 'régimen del 78' para satisfacer a los nacionalismos, más o menos separatistas o filoterroristas. Con él empezó todo al redactar un Estatut inconstitucional que ha servido de excusa para ir cebando el independentismo. Sánchez se ha limitado a seguir su estela, agrandado esa trinchera y autoerigiéndose en el que expide los certificados de demócrata o de facha. Si no te sumas a su alabanza y adoración te somete a esa especie de 'apartheid' político que trata de institucionalizar. Átense los machos porque la zapa continúa. Ya está dentro la oposición, pero luego serán los jueces, más tarde los medios no afines... Al tiempo, todos los que no se sumen, al rinchi. Hasta Javier. Emiliano sigue abrazado a Sánchez, aunque no debiera olvidar que en la foto ya no está su hemano gemelo sino Puigdemont.