Suscribete a
ABC Premium

La Tercera

Ignacio de Loyola, el quijote de Dios

Es el quijote de Dios que se convirtió por una herida, que estaba loco por Jesucristo y que no le tuvo miedo a vivir

Ese olor a manzanas podridas

Estar en lo que hay que estar

Carbajo & Rojo

Álvaro Lobo Arranz SJ

En 1905 Unamuno publicó 'Vida de Don Quijote y Sancho', una obra en la que el genio vasco comparaba la historia de Alonso Quijano con la de Íñigo de Loyola, asumiendo que la biografía de este último estaría presente en aquella biblioteca causante de ... tantos delirios. Una propuesta osada la de Unamuno, pero capaz de atrapar al lector en una enmarañada red de argumentos y evidencias existenciales, como sólo él lograba hacer. Porque tanto el caballero como el santo, ambos de «complexión seca, recia de carnes y rostro enjuto», cayeron en una bendita locura de tanto leer. Se lanzaron a los caminos sin miedo, en busca de aventuras hacia Levante, y tenían una dama a quien honrar en el silencio habitado de la noche. Incomprendidos por los suyos y admirados por los desconocidos, locos para muchos pero cuerdos como pocos, al menos en las cuestiones del alma. Siempre deseosos del bien más sublime y de una eternidad que uno encontró en los altares y el otro en las páginas de oro de la literatura universal.

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia