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Hermann Tertsch

El triunfo del periodismo predeterminado

Hermann Tertsch

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Aparte del gran periodismo, que existe aunque escaso, se da hoy -como siempre, todos lo conocen-, el periodismo malo, frívolo, que confunde y mezcla información, suposición, datos, opinión y maledicencia. También está el periodismo mediocre, sin mala fe pero también sin nervio ni pulso, que ... ni intoxica ni conmueve y apenas informa, que no tiene cultura, fondo ni contexto. Esos son los tipos de periodismo más comunes. Hay uno mucho peor, que es el periodismo que queda bien definido por una frase atribuida a Salvador Allende, pero que han pronunciado muchos revolucionarios en el siglo XX , que es «el periodista revolucionario no se debe a la verdad, sino a la revolución». Allende quería un Chile como aun hoy Cuba, con un periodismo que no difunde información, sino promueve verdades ideológicas. Adecuar la realidad a esas máximas ideológicas, dirigir la narrativa de los hechos en la dirección adecuada para la doctrina es el objetivo del periodismo predeterminado. Sucedía en todos los países comunistas que eran considerados por gran parte de la izquierda mundial como la vanguardia en la historia. La URSS había creado desde la Revolución de Octubre un periodismo nuevo para el hombre nuevo y un tiempo nuevo. Había que forjar y domeñar la realidad como el mismo acero en los altos hornos. Y así se hizo. Durante décadas en gran parte del mundo solo existió un periodismo con objetivos predeterminados a los que subordinaba el tratamiento de la realidad y la realidad misma. El periodismo libre, el que busca la verdad para contarla sin reparar en dónde la encuentra ni en sus consecuencias, era perseguido a muerte. Toda la censura en dictaduras de otro tipo palidecía ante la implacable persecución bajo los regímenes soviéticos. De ahí la sorpresa de Alexandr Soljenitsin cuando alguien en España quiso comparar dictaduras. El gigante moral de las letras rusas dijo que en España había visto por todas partes máquinas de escribir y fotocopiadoras y toda la prensa internacional en los kioscos, cosas impensables en la URSS y que eso demostraba que había dictaduras y dictaduras.

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