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Sorpresas aseguradas

MAÑANA tendremos nuevo presidente de los Estados Unidos. La opción vencedora tendrá ante sí una tarea descomunal. Deberá afrontar los inmensos problemas objetivos internos y externos que tiene la mayor potencia democrática del mundo y los otros, en realidad no menos objetivos, que se derivan ... del odio que se ha generado fuera y dentro del país hacia la democracia norteamericana. Estoy convencido de que dentro de dos décadas el balance que se hará desde la historia de los ocho años de George Bush no será tan demoledor como el que hoy está prácticamente consensuado desde la política y los medios. Pero eso ya sólo le puede importar a él, a su familia, a los colaboradores que aún le sean de alguna forma fieles y a los estudiosos que a ello se dediquen en un futuro.

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