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En primera fila

Inconcebible, y sin embargo real

Nuestros gobernantes se empeñan en ocultar su falta de previsión escudándose en su falta de imaginación

Ana I. Sánchez

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A la pregunta sobre la posibilidad de sancionar a quienes enviaran al colegio a sus hijos con síntomas de Covid-19, el ministro de Sanidad, Salvador Illa, recriminó con ofensa a los periodistas por haber sugerido tal aberración. Dijo que no concebía que unos padres ... pudieran arriesgar así la salud de los niños. Dado que se licenció en filosofía, quizá le ayudemos si presentamos las premisas en forma de silogismo: «Ningún negacionista antimascarillas se toma en serio las medidas de protección contra el coronavirus. Algunos negacionistas tienen hijos en edad escolar. Por tanto...» El argumento (Modus Ferison, para los curiosos) nos permite inferir que efectivamente nos encontraremos este año con la situación que el ministro consideraba inconcebible. Si recuerda algo de la lógica de primero de carrera, tal vez intente escapar de la conclusión diciendo que no existen tales ciudadanos antimascarillas, convirtiéndose así él mismo en un negacionista.

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