Enfoque

Rebelde con alubias y butifarra

Aquelarre en el Parlament

La convergencia de mensajes escuchados en paralelo en el Congreso y en el Parlament es delatora. El Parlament, que ayer debió ser la sede de la «desinvestidura» de Joaquim Torra, se convirtió de nuevo en una conjura contra la legalidad, en una rebelión masiva contra ... la autoridad del Estado y en el enésimo aquelarre contra la legitimidad de los tribunales o la Junta Electoral. Nada nuevo en el oasis del 3 por ciento, en el paraíso de los CDR incendiarios o en la sede oficial de esa desobediencia perenne que se jacta de pervertir el Derecho a capricho del separatismo. La novedad fue que el PSC, como el PSOE en la investidura asegurada de Sánchez, se sumaran al victimario colectivo del independentismo para atacar la autoridad de las instituciones. Sí. El socialismo también se declaró en rebeldía contra decisiones legítimas del Estado para proteger a toda costa la investidura de Pedro Sánchez.

Es lógico que Torra se haya envalentonado tras oír a Adriana Lastra y al ministrable Alberto Garzón poco menos que la Junta Electoral es un nido de fascistas, o que no hay justicia real, sino manejos sumisos de la derecha. Pero alguien debería recordar a Lastra que el PSOE apoyó la reforma que atribuyó a la Junta Electoral la capacidad de inhabilitar a Torra. Que la Junta, no siendo un tribunal, está compuesta por magistrados del Supremo y catedráticos tan dignos como los que sitúa el PSOE en el Constitucional. O que tiene capacidad ejecutiva como las de otros órganos «administrativos»... y los españoles lo saben bien con la Agencia Tributaria o la Dirección General de Tráfico. Este PSOE de principios reversibles debió oponerse antes de votar a favor, no ahora. El socialismo usa la sentencia de un juez de la Audiencia Nacional contra el PP, pero no el fallo de magistrados de la Junta contra Torra...

Sánchez coincidió con Torra en lo esencial: que no le vale la «deriva judicial» y que «la ley por sí sola no basta». Que Cataluña no se arregla con jueces. Que conviene firmar el acta de defunción de la separación de poderes, y que el judicial es un adorno prescindible de la democracia. Mientras, Torra implora al Supremo seguir porque ni los suyos le dejan convocar elecciones. Ya se mofó de los jueces presumiendo de cenar alubias con butifarra. Aunque eso le puede, la rebeldía le puede más. Y ahora que Sánchez ha decretado que los jueces no hagan su trabajo, con más razón.

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