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Rosa Belmonte

La pistola del abuelo

El mundo está lleno de malos, enchufados y pegadores

Rosa Belmonte

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Han detenido a un abuelo en Arizona por dejar a su nieta de cinco años en el desierto con una pistola cargada y la instrucción de disparar a cualquier malo. Yo habría querido ese abuelo. El mío iba en bicicleta y me daba caramelos de ... café con leche que se me pegaban en las muelas. También me habría gustado tener a esos Charlton Heston y James Stewart que dieron un revólver a Eleanor Parker y Shelley Winters para que se quitaran de en medio. A una por si le atacaban las hormigas en «Cuando ruge la marabunta». A la otra por si se quedaba sola con los indios en «Winchester 73». Nunca se sabe en qué situación vamos a encontrarnos. Una pistola es mejor que un ramo de perros. Pero no que un jamón. Ayer estuve tirando en una galería que montó la cadena de televisión AXN para lanzar el estreno de «Quantico». Como la figura que hacía de blanco no tenía entrepierna tuve que disparar al corazón. Del malo. Un corazón tiroteable igual que esos que han puesto los de Twitter para sustituir a favoritos. Unos cursis como Corinna Sayn-Wittgenstein, que firma poniendo un corazoncito encima de la i.

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