Tiempo recobrado
Voltaire en Ferney
Era un hombre que amaba la verdad y no se plegaba a aceptarlas certezas establecidas
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Iniciar sesiónTras varias estancias en la cárcel, dos años y medio en su exilio británico y perseguido por la monarquía borbónica, Voltaire compró una propiedad en Ferney, un pequeño pueblo francés muy cerca de Ginebra. La ventaja del lugar es que podía cruzar la frontera con ... Suiza en unos pocos minutos para huir de la justicia real.
Voltaire vivió desde 1758 a 1778, sus últimas dos décadas de existencia, en su finca de esta localidad. Murió en París a donde se había desplazado para asistir al estreno de una de sus obras de teatro. Sus restos fueron trasladados posteriormente al Panteón.
He estado el pasado fin de semana en Ferney siguiendo los pasos de Voltaire y cumpliendo un viejo deseo. Fue allí donde recibió a Rousseau, que le acusaba de haber escrito un panfleto que le denostaba. Voltaire negó su autoría, pero él era el autor del libelo.
Dicen que los lugares siempre guardan el espíritu de quienes vivieron en ellos. Esa es la sensación que tuve en el palacete de Ferney mientras veía caer la nieve por los grandes ventanales e imaginaba a Voltaire paseando por el bello parque.
El autor de ‘Cándido’ creó en este pequeño pueblo una corte de filósofos e intelectuales que gozaron de su hospitalidad. Su biblioteca, íntegramente trasladada a San Petersburgo tras su muerte, disponía de 7.000 volúmenes. Fue en esta época cuando mantuvo una intensa correspondencia con Catalina de Rusia y Federico II de Prusia, al que había servido como chambelán.
Llama la atención que a unos metros de la casa hay una iglesia católica con la inscripción ‘Deo erexit Voltaire’. Como había sido agnóstico y anticlerical, me sorprendió la existencia de ese templo, que en realidad ya estaba allí cuando el escritor compró la posesión. He leído que no se atrevió a demolerlo.
Voltaire era millonario gracias a negocios especulativos. Había heredado una fortuna de su padre, de profesión notario, que acrecentó con su instinto para el dinero. Pero nunca pudo entrar en la nobleza y padeció el estigma de ser rechazado por la aristocracia francesa.
Voltaire fue un personaje lleno de contradicciones. Vivió en Ferney, donde se erigió una estatua que le recuerda, como un señor feudal. No tenía buen carácter ni sensibilidad hacia sus siervos ni lealtad hacia sus amigos. Pero era un hombre que amaba la verdad y no se plegaba a aceptar las certezas establecidas.
Era un admirador de Locke y del liberalismo británico. Propugnaba una monarquía constitucional que chocaba con el poder absoluto que ejercieron Luis XIV y su biznieto Luis XV, que le temía por su mordacidad a la vez que admiraba su talento. Lo mejor que se puede decir de él es que rindió culto a la razón y la tolerancia, asumiendo el riesgo de ser proscrito por los Borbones. Suficientes motivos para peregrinar a Ferney y rememorar su legado.
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