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Memoria y respeto

EL funeral por Francisco Franco y José Antonio Primo de Rivera, que se celebraba anualmente el 20-N en el Valle de los Caídos, dejará paso a partir de ahora a la misa conventual del día, sin perjuicio de su aplicación a la memoria de ... ambos difuntos. A su vez, el 3 de noviembre tendrá lugar en la misma sede una celebración litúrgica en conmemoración de los caídos en la guerra civil, sin distinción alguna de bandos o ideologías. La decisión del abad del Valle de los Caídos -que hoy explica y justifica en la Tercera de ABC- es una prueba de sensatez y sentido común frente al revisionismo dogmático e interesado que inspira la fallida Ley de la Memoria Histórica. La sociedad española cuenta ya con una madurez más que suficiente para asumir su propio pasado, tanto en su grandeza como en su servidumbre, una vez que la Transición logró encauzar la convivencia social y política por el camino inequívoco de la democracia constitucional y pluralista. Rodríguez Zapatero se empeña en reabrir episodios ya cerrados, ya sea como guiño a los sectores radicales que le prestan su voto o como maniobra de distracción ante los problemas que preocupan realmente a los ciudadanos. En cualquier caso, carece de sentido la apertura de fosas y la reivindicación de sucesos ocurridos hace muchos años, con la pretensión de escribir -a la inversa- una historia de «buenos» y de «malos» que no se corresponde con la realidad de los hechos ni con la objetividad que requiere la investigación del pasado.

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