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Una mala shakesperiada

Cifuentes debió dimitir hace 30 días por aquellas versiones mutantes de la verdad que ofreció sobre su titulación

Hermann Tertsch

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Nadie habría pensado antes que Cristina Cifuentes daba para una tragedia shakespeariana, pero se le ha acercado peligrosamente a ella al final de estos 34 días desde que se supo, porque se supo, que no había cursado un ridículo máster de una universidad madrileña que ... pretendía tener. Al final no ha dimitido por aquello. Porque parecía en estos pasados días dispuesta a dejar que la Comunidad de Madrid quedara en manos de la izquierda tras una moción de censura. Con aguante para sostener lo insostenible. Y después presentar su inevitable caída como un juego político común. Un asalto de la izquierda contra una liberal de éxito. No lo habría sido. También en esto habría estado Cifuentes en «conflicto con la verdad», como dice el ahora frustrado candidato socialista de la moción de censura, Ángel Gabilondo.

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