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pincho de tortilla y caña

Cayetana

La rebeldía, cuando ya no queda sitio para la esperanza, se convierte en obstinación estéril

Luis Herrero

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EL problema de Cayetana es que no sabe sonreír. Es la viva encarnación de la derecha adusta. Aunque no sea su estado natural, siempre parece que esté enfadada. Por eso es un error ponerla en el escaparate de una empresa cuyo objeto social sea la ... conquista del poder. Para alcanzar ese fin es condición necesaria, aunque no suficiente, una dosis de simpatía que ella no tiene. Ni falta que le hace. «No tengo ningún instinto de poder», admite en el libro -‘Políticamente indeseable’- que está incendiando los whatsapp del grupo parlamentario del PP. Lo suyo es la batalla de las ideas, no la toma de las urnas.

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