Líder en desconfianza
TODAS las encuestas demuestran que el Ejecutivo ha perdido el favor de los ciudadanos como consecuencia de su pésima gestión de la crisis económica y de asuntos tan sensibles como el secuestro del «Alakrana». De hecho, nunca en los últimos dieciséis años un presidente había ... caído tan bajo en los índices de confianza, según la serie histórica de los barómetros del CIS. De acuerdo con el sondeo más reciente, tres de cada cuatro ciudadanos tienen poca o ninguna confianza en Rodríguez Zapatero, mientras que sólo un 4.8 por ciento asegura que tiene «mucha» confianza. La peor calificación que obtuvo José María Aznar sigue siendo casi siete puntos mejor que la registrada ahora por el presidente del Gobierno, y tampoco Felipe González llegó a cifras tan negativas, ni siquiera en los peores momentos de su última legislatura. Dadas las circunstancias, no es extraño que en todas las sesiones de control en el Congreso de los Diputados se escuchen reproches al líder del PSOE sobre la desconfianza de la opinión pública, y no sólo por parte de Mariano Rajoy, sino también de los portavoces de grupos parlamentarios que con alguna frecuencia apoyan las iniciativas gubernamentales.
Empeñados en gobernar a base de operaciones de imagen y discursos sin contenido, los socialistas confían en unas maniobras parlamentarias que -bajo el pretexto de la «geometría variable»- les permiten salir del paso sin atender a las necesidades reales de los ciudadanos. Pero ese oportunismo ya no cuela, y así lo reflejan los sondeos, que convierten al inquilino actual de la Moncloa en líder absoluto y sin rivales de la desconfianza de los españoles. Tal vez podrán buscar pretextos o confiar en los golpes de efecto que en otro tiempo produjeron resultados favorables, pero es evidente que los estrategas del PSOE tienen un grave problema que, según todos los indicios, empeora a diario. La gente no confía en Rodríguez Zapatero, y eso tiene en democracia un coste político muy alto en el momento de acudir a las urnas. Tal vez el presidente debería pensar en gobernar mejor y dejar al margen los intereses partidistas, los gestos para la galería y las falacias retóricas.
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