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El lapsus

El despiste retrató a Sánchez con el estereotipo que le hace más daño: el de la querencia por la prosopopeya del cargo

Ignacio Camacho

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Fue un simple error , un desliz protocolario, pero este 12 de Octubre pasará a la historia menuda por ese patinazo: el año en que Pedro Sánchez se coló junto a los Reyes para robarles plano. De cualquier otro dirigente nadie habría sospechado ninguna intencionalidad ... en el gazapo; sin embargo en torno a este presidente llueve sobre mojado desde que decidió tomar el poder por asalto. Los grupos de whatsapp y las redes sociales, esa hoguera de la España indignada por el motivo más liviano, crepitaron. Sánchez no es un novato; desde que era jefe de la oposición ha estado varias veces -alguna sin corbata, por cierto- en ese acto. En un político tan atento a los detalles de imagen chirría sobremanera este tipo de lapsus: nadie mejor que él entiende el significado simbólico, paratextual, del fallo. Los abucheos del desfile hace tiempo que son, cuando gobierna la izquierda, una especie de rutina tan convencional como el paso ligero de los legionarios, pero este descuido lo deja en evidencia, retratado en el estereotipo de un hombre ansioso de protagonismo soactuado. Esos segundos de despiste en el besamanos representaron la escenificación involuntaria del rasgo que le hace más daño, el del manifiesto apego al poder y el disfrute engolado de los privilegios del cargo. El de una agrandada querencia por la prosopopeya del liderazgo.

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