El ángulo oscuro
Timoneles del régimen del 78
González prestó servicios impagables al régimen del 78, apoteósicos si reparamos en el formidable saqueo de la riqueza nacional durante sus mandatos
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Iniciar sesiónDesde ciertos ámbitos derechoides se ha tratado grotescamente de presentar la alocución de Felipe González en el congreso sociata como una reconvención o filípica dirigida contra el doctor Sánchez. González lanzó algún inane pellizco de monja, al estilo de la vieja suripanta que amonesta eutrapélicamente ... a su pupila por no poner algo más de disimulo en sus putiferios. Pero, en su sustancia, sus palabras fueron un orgulloso alegato del régimen del 78 y un ungimiento del doctor Sánchez como gran timonel: «Este es mi hijo amado, en quien me complazco».
De timonel a timonel, González recordó que la «Constitución no es militante»; es decir, que acepta en su seno (que, de este modo, se vuelve hura de áspides) «cualquier tipo de posición ideológica», incluidas las que anhelan la destrucción de la comunidad política, que así se incorporan al «consenso». Y, para que a ningún panoli le quedasen dudas sobre la naturaleza perversa del régimen del 78, González añadió que, mucho más que las fuerzas contrarias al bodriete constitucional con las que gobierna Sánchez, le preocupan las que «la defienden no cumpliéndola», en clara alusión a la derecha que se resiste tímidamente a ejercer su papel de felpudo.
No existe persona todavía vivita y coleando (aunque sea con cola chuchurría) que haya prestado más opíparos servicios al régimen del 78 que Felipe González. Con legítimo orgullo, arremetió contra esos «espabilados ilustres» que ponen pegas a su legado; pues, en efecto, el régimen del 78 no hubiese podido encontrar un timonel más entregado a su causa de destrucción de la comunidad política, sin descuidar ningún flanco institucional o social. González fue quien aseguró el sometimiento del poder judicial; fue quien diseñó genialmente la desactivación de la Iglesia, amorrándola genuflexa al grifo de los conciertos educativos; fue quien se preocupó de evitar la deslegitimación completa del terrorismo etarra, auspiciando el terrorismo de Estado. Y, desde luego, contribuyó a la conversión de la sociedad en una piara que se refocila en la pocilga de los derechos de bragueta, con la legalización del aborto.
Servicios impagables al régimen del 78 que adquieren magnitudes apoteósicas cuando reparamos en el formidable saqueo de la riqueza nacional durante sus mandatos, logrando la ruina de nuestra agricultura y el desmantelamiento de nuestra industria (’reconversión’, en la jerga del régimen del 78), que incluyó rapiñas como la de Rumasa y el regalo de casi ochenta empresas públicas a amiguetes plutócratas que sabrían devolver los favores. Y, en fin, mientras González fue timonel del régimen del 78, se perfiló el magnífico sistema de financiación ilegal de las oligarquías partitocráticas, piedra angular del régimen del 78. No es fácil emular a tan egregio timonel. Pero el doctor Sánchez, su ungido, está demostrando maneras. ¡Sí se puede!
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