Suscribete a
ABC Premium

El ángulo oscuro

Pasión de Caifás

No quiero ni pensar qué plagas horrendas caerán sobre esa generación futura. Pero compóngaselas como pueda

Juan Manuel de Prada

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Entraron, pálidos y temblorosos, media docena de levitas en mis aposentos para anunciarme: «¡Sumo sacerdote Caifás! ¡Se ha rasgado el velo del templo, coincidiendo con la muerte de ese Nazareno!». Pero yo ya estaba preparado para que algo así sucediese, y apenas esbocé un mohín ... de contrariedad: «Era inevitable -los tranquilicé-. La tierra ha temblado, las rocas se han resquebrajado. ¿Cómo iba a resistir el velo del templo?». Pero ellos insistían, presas de una agitación incontenible: «Algunos dicen que es un castigo del cielo. Y han salido de sus tumbas algunos muertos que...». Los interrumpí de inmediato: «¡Basta, insensatos! ¿Cómo podéis prestar oídos a esas supersticiones absurdas? -Y, cuando por fin se serenaron, les solté el rollo macabeo previsto-: La tierra ha temblado por la fricción de placas tectónicas que han causado desplazamientos en la corteza terrestre. En cuanto a ésos que llamáis muertos, sabed que eran catalépticos que han despertado, pues el hipocentro del terremoto se hallaba justamente debajo de un taller donde se elaboraba aceite de trementina, que al derramarse ha llenado el cementerio vecino de vapores que actuaron de revulsivo sobre los catalépticos, Y, borrachos de trementina, empezaron a proferir sandeces».

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia