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la suerte contraria

La nueva aristocracia

Los punkies fueron los últimos dandies. Y mandar a la mierda a los hechiceros será la nueva aristocracia

José F. Peláez

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Cuando de joven me preguntaban si era de Oasis o de Blur, respondía que de Suede. O de Pulp. La respuesta dependía del día, de la cara del de enfrente, y, sobre todo, de cómo creías que podías tocarle más las pelotas. «Niño: ¿Beatles o ... Stones?». «¿Por quién me toma, señor? Yo soy de los Kinks». Y todo era mentira, faltaría más, a mí lo que realmente me gustaba por entonces eran Los Rodríguez, excepto cuando ponían ‘Sin documentos’ y reivindicábamos a los Cure para no tener que bailar. Supongo que, en Halloween, Robert Smith se disfrazaría de María Ostiz, aunque por entonces no había Halloween y sí una oscuridad brumosa en los bajos de cualquier sala llena de humo blanco, buenos tipos y chicas malas. Ahora que lo pienso, puede que no solo fuera joven sino también un poco gilipollas, pero ¿quién no lo ha sido alguna vez? Es más, ¿quién no lo sigue siendo?

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