Postales
¿Vista a la derecha?
Bruselas exige presentar proyectos de recuperación sólidos y reformas estructurales creíbles, algo que sólo pueden hacer quienes se dedican a ello
En la zigzagueante trayectoria del doctor Sánchez se aprecian síntomas de cambio de rumbo. Tras unirse a la izquierda, escoltados por los nacionalistas, lo que le valió llegar a La Moncloa, salvar una moción de censura y aprobar unos Presupuestos, tantea ahora aproximarse a la ... derecha más clásica: las grandes empresas. No por haber cambiado de ideología, que nunca la tuvo, excepto su yo, sino por necesidades estratégicas: recibir los fondos de ayuda europeos sin los que España se hundiría como una piedra en el agua.
Bruselas exige presentar proyectos de recuperación sólidos y reformas estructurales creíbles, algo que sólo pueden hacer quienes se dedican a ello, pues políticos y funcionarios son unos hachas gastando dinero, pero produciendo naufragan calamitosamente. Y ¿es compatible una política social de izquierdas con una política económica de derechas? Lo intentó la socialdemocracia y el llamado capitalismo renano, con notable éxito en Alemania y Escandinavia. En España, sin embargo, donde llamar a alguien capitalista o comunista es ya un insulto, resulta difícil, sobre todo teniendo en el Gobierno a una izquierda con mando en plaza y decidida a poner en práctica su programa radical. Pero para Pedro Sánchez no existe lo imposible y ha ideado la forma de unir ambos extremos: la creación de empresas mixtas, donde las firmas privadas pondrán dinero, planes y dirección, mientras la mayor parte del capital procederá de los fondos europeos. A Bruselas, le gustaría, pero no estoy seguro de que guste a los empresarios españoles, excepto a los que estén al borde de la ruina. La razón es que el Estado, que aquí quiere decir Gobierno, será quien tenga el control de esas empresas. Sería como la reinvención del INI, con Pablo Iglesias en el puente de mando dispuesto a imponer un carácter «social» a las mismas.
Muy pocos, sí alguno, de los grandes hombres de negocios estarían dispuestos a tenerle como consejero delegado o incluso en el consejo de administración. Aunque el mayor problema es que se olvida a las pymes, las medianas y pequeñas empresas, que son los que más necesitan mantenerse a flote y las mayores creadoras de empleo. Por no hablar de las tensiones dentro del Gobierno, que no harán más que aumentar a medida que se ponen en marcha y decide cuál es su papel en la economía española.
Lo único seguro es que Pedro Sánchez va a hacer todo lo posible para que esos fondos europeos lleguen y que Pablo Iglesias hará lo imposible por controlarlos. Quién ganara la partida, imposible decirlo. Pero en las pugnas de la izquierda, suelen imponerse lo más radicales.