Gobierno de alarma, estado de excepción

Con ese salero que tiene para explicar las cosas -«esto es lo importante», suele avisar, justo antes de ponerse a barrer para casa y esconder la mugre bajo la alfombra- María Jesús Montero dijo ayer que «más allá de la figura jurídica», anécdota y obstáculo ... para el Gobierno de los indultos y los marcos descuadrados de convivencia, en lo que hay que fijarse es en lo bien que va el tema de la vacunación. Con estas sencillas palabras, la portavoz del sanchismo orgánico zanjó el varapalo que el Tribunal Constitucional va a infligir al Ejecutivo a cuenta del primer decreto de estado de alarma, figura jurídica, que diría Montero, cuyo planteamiento quizá fuese legítimo para frenar la pandemia en marzo de 2020, pero cuya ejecución fue abusiva y, como resultaba evidente nada más asomarse a la calle, atentó contra el derecho fundamental de la movilidad y sometió a los ciudadanos a un estado de excepción encubierto. Firma la ponencia Pedro González-Trevijano, magistrado cuyo rigor será considerado por la izquierda como una nueva expresión de eso tan monclovita de la «venganza» y la «revancha» con que la Justicia, ella sí, ampara las libertades de todos. Esto sí es lo importante, ministra.