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Una raya en el agua

Pinza contra Ayuso

La izquierda trata de rescatar a Vox de la intrascendencia para empequeñecer a Ayuso y sacarla de la escena

Ignacio Camacho

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Ruido. Sobreactuación. Bronca. Barro. A falta del juego sucio, que tal vez sea la traca final, en la campaña de Madrid ha aparecido el estruendo, la agitación efectista del ambiente a base de decibelios. La provocación taruga de Monasterio no es el motivo sino el ... pretexto de un giro que la izquierda decidió emprender la misma noche en que fracasó su intento de convertir el debate en un despeñadero donde Ayuso debía descalabrarse sin remedio. En ese mismo momento el puente de mando de la Moncloa, que coordina la estrategia tripartita, dio la orden de cambiar de adversario y apuntar hacia Vox para estimular el voto de rechazo. La maniobra es desesperada pero no torpe porque cuenta de antemano con la respuesta bizarra de un partido también necesitado de abrirse paso, de encontrar una cuota de protagonismo, una vía de escape del plano opaco al que el auge de la líder del PP lo ha relegado. Era lo que Iglesias quería: una confrontación a brochazos, fascismo frente a democracia, un trampantojo plebiscitario. El sanchismo se lo ha concedido con tal de salvarse del naufragio que presiente ante la endeblez de su candidato.

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