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La guerra de los lazos

¿A quién se le ocurrió elegir el color amarillo, cuando en inglés y otros idiomas simboliza envidia y cobardía?

Una señora coloca de nuevo uno de los lazos amarillos retirados en Alella, Barcelona EFE
José María Carrascal

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Los aficionados al buen cine se acordarán de aquella deliciosa película francesa «La guerra de los botones» (2011) en la que, en plena Segunda Guerra Mundial, los chavales de dos pueblos colindantes deciden librar su arcaica rivalidad arrancando los botones, incluidos los de la pretina, ... a los prisioneros del otro bando, que tenían que regresar vergonzantemente medio desnudos a su pueblo. Pero la farsa risueña que el humor francés hacía del nacionalismo identitario entre adolescentes en medio de una tragedia de enormes dimensiones, se ha convertido en confrontación abierta entre mayores en Cataluña, a propósito de los lazos amarillos. Por cierto, ¿a quién se le ocurrió elegir el color amarillo, cuando en inglés y otros idiomas, simboliza envidia y cobardía? Una prueba más de que el nacionalismo es capaz de convertir en pueblerino al más cosmopolita, como los catalanes lo eran.

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