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Hay que gobernarlo

Da igual lo que diga Pablo Casado, cualquier palabra suya basta para señalarlo como un político de extrema derecha

Inmigrantes tras superar la valla fronteriza y acceder a Ceuta EFE
Rosa Belmonte

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Hablaba el otro día con un amigo de expresiones de toda la vida que ahora nos afearían mandándonos a la isla del Diablo. O a la Fuerteventura de Unamuno. Aunque el exilio de hoy es peor. Carril de sentido único con ceporros mirándote la limpieza ... de sangre. Lo nuestro era un poco como lo que llevó al concejal Zapata al ostracismo municipal, pero sin chistes burros por escrito. La que más me gustó de sus expresiones (de las de mi amigo) fue «pesa más que un negro muerto». Yo las tenía asquerosas, pero con esas no se despiertan los ofendiditos (por ejemplo, una que sólo he escuchado a la madre de una amiga para expresar de cualquier comida que le gustaba mucho: «Me lo comería en la cabeza de un tiñoso»). Según Pablo Casado «no es posible que haya papeles para todos, no es posible que España pueda absorber millones de africanos que quieren venir a Europa». Una obviedad que no olvida las tragedias humanitarias y cotidianas. «Y como no es posible, tenemos que empezar a decirlo aunque sea políticamente incorrecto». Hombre, políticamente incorrecto es decir hoy de algo que «pesa más que un negro muerto». Que no es por el negro, que ya sería suficiente para los que quitan nigger de Huckleberry Finn, es por el negro muerto (las tragedias cotidianas). Pero lo que plantea Pablo Casado tiene que ver más con que el dinero público sea finito, con que la gente quiera tener pensiones, una sanidad pública decente, cobrar el paro, que hagan y mantengan carreteras, que les pongan un AVE en su ciudad. Cosas así de extravagantes.

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