Son ganas de hacer el ridículo
Batet consultará hasta con el cuerpo de ujieres de las Cortes Generales antes de que el PSOE sea salpicado por una decisión política
Decíamos ayer (el pasado miércoles y con perdón de la autocita, que en realidad lo es del artículo 21 del Reglamento de la Cámara) que «el diputado quedará suspendido en sus derechos y deberes parlamentarios cuando (...) se hallare en situación de prisión preventiva y mientras ... dure ésta». Pues contra toda lógica, la mayoría de izquierda de la Mesa del Congreso de los Diputados no está segura de lo que significa eso. Así que decidió elevar una consulta al Tribunal Supremo y su presidente ha despachado el oficio en cinco minutos y 136 palabras, despedida de cortesía incluida. Que una profesora de Derecho Constitucional como Meritxell Batet haga una consulta al Supremo en la que el presidente de la Sala Segunda tenga que explicarle que «la configuración constitucional del Tribunal Supremo hace inviable la elaboración del informe requerido por V. E.» ya son ganas de hacer el ridículo. Porque la única alternativa a ello sería que Batet lo hubiera hecho sabiendo cuál iba a ser la respuesta del Supremo. Y en ese caso su actuación se aproximaría mucho a la obstrucción a la Justicia.
Porque ya nadie puede dudar que lo que estamos viviendo es un pasteleo para demorar la suspensión de los diputados incursos en proceso de rebelión, sedición y malversación, para así minimizar su efecto electoral. Es decir: el PSOE busca una vez más no enfrentar abiertamente a los que buscan la ruptura de España. Así han conseguido que el problema lo tenga el PSOE, no los procesados. Y lo tienen los socialistas porque ellos solos se lo han buscado con su cobardía. Pero esa cobardía del PSOE puede acabar afectando a otras instituciones del Estado.
Ayer supimos que Juntos por Cataluña nombrará al preso golpista Jordi Sánchez su representante para las consultas que corresponde hacer al Rey con todos los partidos representados. Mientras su condición de electos no haya sido suspendida, hay un argumento evidente para que puedan escoger a quien quieran dentro de su grupo parlamentario para que le explique al Rey lo que quieren votar. Pero una vez que pierda la condición de diputado en activo, vuelve a ser exclusivamente un preso preventivo. No hace falta ni argumentar la imposibilidad de que sea él quien acuda a La Zarzuela. Aunque, visto lo que tenemos, apuesto doble contra sencillo a que la profesora Batet volverá a consultar con el Supremo, con los servicio jurídicos de la Cámara e incluso con el cuerpo de ujieres de la Cortes Generales antes de que el PSOE y el PSC se puedan ver salpicados por una decisión política. Aquí, que se moje otro.
A nadie puede sorprender esto. Hace tiempo que quedó claro que este PSOE del doctor Sánchez es un partido sin ninguna ideología que sirva de referencia para saber hacia dónde se puede inclinar en las grandes cuestiones de Estado. Lo único que les importa es el poder a cualquier precio. Eso es lo que han estado gestando desde que lo conquistaron hace un año. Y los españoles estamos demostrando que nuestro voto se compra hoy con la misma facilidad con que lo adquiría don Francisco Romero Robledo en el reinado de Don Alfonso XII. Los «viernes sociales» han probado que se puede comprar el voto y ahora los votos recibidos los revende Sánchez para lograr el respaldo de los que quieren romper España. No en vano, ya decían ellos que querían a Sánchez de presidente por más que en campaña hubiera endurecido mínimamente su discurso. Ellos sabían que todo era teatro.